(En esta entrada ofrecemos una entrevista realizada por María Teresa Ortín Hernández, de 3ºC E.S.O., a su abuelo, Antonio José Hernández. Se trata de un ejercicio realizado para la asignatura de Lengua y Literatura y que publicamos aquí tanto por su carácter entrañable como por sus reflexiones acerca del cambio social.)
Entrevista histórica
Pregunta.- ¿Llegó usted a estar en la guerra? ¿Cómo era aquello?
Respuesta.- No, yo no estuve en la guerra, yo nací durante la guerra. Conocí la posguerra, empecé a darme cuenta de lo que pasaba por el año 1943 y vi que había muchas necesidades, la gente ganaba poco dinero para subsistir. El pan estaba racionado, yo tenía que ir a por el pan todos los días con una cartilla [la de racionamiento] donde te daban tu ración, y eso era para todo el día, y de ahí no podías pasar, salvo que lo compraras en el estraperlo: lo comprabas aparte y lo pagabas bastante más caro.
P.- ¿Cómo os divertíais en la infancia?
R.- Ah… (Se ríe, pensativo). Jugando al fútbol con pelotas de trapo (se ríe al recordar). Las fabricábamos nosotros mismos y jugábamos a juegos de ladrones y policías, eh…, aquí en Murcia a la peonza la llamábamos “trompa” y jugábamos con ella. También a las canicas, que entonces las llamábamos “petos”, a las bolas de barro, y aquel que conseguía una de “china” era rico, era el crío que más poseía, y si era una bola de hierro mucho más, y con esos juegos nos divertíamos, nos inventábamos juegos nuevos. Nuestro fusil era la parte trasera de la palma, ahí le poníamos una púa y un hilo y lo llevábamos colgando como si fuera un fusil, y en realidad era la palma; jugábamos a eso. Solo conocimos un deporte, el fútbol, y, como ya te he dicho, íbamos enrollando trapos y trapos hasta que quedaran como una pelota y los atábamos con hilo para que no se soltaran y así nos echábamos partidillos. Nos lo pasábamos muy bien (asiente con la cabeza).
P.- ¿Estudiaba en algún sitio? ¿Dónde? ¿Hasta dónde llegó?

R.-Hice los estudios primarios en varios colegios. En donde más tiempo estuve fue en “El Rocamora”, que hoy en día es el Colegio San José, de Espinardo (se ríe), eso le dará mucho gusto a tus profesores. Pues era allí, en el colegio Rocamora, que estaba en el centro de Espinardo. Yo, antes de ir, sabía hacer copiado, dictado, sumas, restas, multiplicaciones, divisiones, y luego allí me lo fueron perfeccionando, estudiaba y avancé hasta donde pude. Luego dejé de ir al colegio por la mañana porque estaba trabajando e iba por la noche, cuando tenía ya unos 15 o 16 años.
P.- ¿Dónde trabajaba en ese momento?
R.- En una ebanistería que tenía mi padre, mi padre no quería pero a mí me gustaba estar en el taller, él me mandaba a estudiar y a mí me gustaba tanto que me daba la vuelta y me quedaba allí.
P.- ¿Fue a la mili? ¿Cómo la vivió?
R.– Pues me fui a la mili voluntario.
P.- ¿Pero en esa época no era obligatoria?
R.- Sí, era obligatoria, pero yo quería hacer la mili lo más cerca posible, porque quería seguir trabajando. Solicité Alcantarilla, pero me mandaron a San Javier, allí estuve seis meses, hice el periodo de estudio y me eligieron para la defensa-policía, salía por las calles de policía, y poco después me trasladaron a Alcantarilla, donde estuve unos meses, pero yo había aprendido una disciplina muy distinta a la que había en Alcantarilla, así que estuve un tiempo en el servicio de incendios, un mes y medio, pero me pasaron a Farmacia en Murcia vestido de paisano.
Lo pasé muy bien, di con gente muy buena y estuve con el servicio militar, y mientras en mi casa trabajando, iba alternando.
P.- ¿Cuántos años estuvo?
R.- Estuve 18 meses.
P.- ¿Cómo era la tecnología en aquellos tiempos?
R.- Era muy distinta a la de ahora, había muy poca tecnología, según para lo que fuera. Pero la que estaba a nuestro alcance en el trabajo era muy rutinaria, muchas cosas se hacían a mano porque, si se había inventado la tecnología para hacerlas, yo no tenía suficiente dinero para tenerla.
P.- ¿A qué se dedicó más adelante?
R.- A mí la ebanistería y la carpintería me gustaban como hobby, pero no para la vida diaria, aunque fui adquiriendo maquinaria y tuve una empresa propia, pero no seguí con ese oficio, porque después monté una tienda donde vendía muebles, y luego una fábrica donde hacía lámparas.
P.- ¿Cómo se llamaba la fábrica?
R.- Hernández Guerrero S. L., en Molina.
P.- ¿Qué siglo le gustó más? ¿El XX o el XXI?
R.- Me gustó más el XX, fue donde más tiempo pasé; el XXI también está bien, pero se inventaron hace treinta años las tecnologías. Antes apenas existían los coches, se podían contar los que había en Murcia. La ropa se lavaba a mano, las planchas eran de carbón, en la mayoría de casas no había duchas. Todo eso se fue mejorando después: se inventaron los teléfonos, después la televisión, los teléfonos móviles… Eso por lo menos lo hemos disfrutado nosotros en el siglo XX, y ha sido una gran ayuda para nuestra vida y para nuestra historia. En el siglo XXI se inventaron muchas más cosas y serán muy útiles.
Me gustaba mucho la relación personal que había entre la gente, la gente se quería más, se trataba de una manera distinta a como se trata hoy. Entre ella había un respeto enorme. Las personas se daban mucho más de lo que se dan ahora, los ratos de tertulia eran fantásticos porque los críos en aquella época aprendíamos de los mayores, siempre aprendíamos cosas y escuchábamos, y la gente hablaba mucho más de lo que se habla ahora, porque se vivía mucho en familia y en la calle.
Yo recuerdo en verano, que la gente salía a tomar el fresco a las calles y se decían cosas y los críos jugaban alrededor de ellos y había veces que nos sentábamos con ellos a escuchar cosas y a aprender de lo que nos contaban. En ese tiempo no existía la televisión todavía, y cuando llegó todo el mundo se encerró en su casa a verla… Para unos eso fue bueno, pero para mí fue muy perjudicial. Hoy en día la gente vive de forma muy egoísta, pensando solamente en sí misma, y no transmite, no se asocian con los vecinos ni con nadie y viven en un plan desconocido, cuando desde siempre ha sido más bonita la convivencia entre personas.
P.- Muchas gracias, Antonio José, por la entrevista.
R.- (Con risilla tímida.) A ustedes por escucharme.
Alberto dice
Es bueno que nos recuerden que saber de las personas no es relacionarse con ellas .
gran entrevista
FIDEL DIAZ SANCHEZ dice
¡Que relato tan entrañable! Magnífica entrevista Mºª. Teresa, dan ganas de ir a conocer a tu abuelo