
Una de las actividades más queridas por nuestros alumnos, es la que nos ofrece la salida cultural al centro de la ciudad de Murcia visitando nuestra majestuosa Catedral. Este curso 19/20 se propuso para los alumnos de 2º ESO y fue elegida entre otras alternativas que, aun siendo también muy atractivas, no despiertan el interés que produce el poder estar EN LO MÁS ALTO.

La visita arranca, una vez el flamante autobús detiene su marcha, en la Glorieta de España. Desde allí y previa sesión de fotos a las puertas del Ayuntamiento de Murcia, nos dirigimos a la plaza del Cardenal Belluga, lugar emblemático y punto de encuentro de la ciudad, desde donde las vistas a nuestra Catedral son magníficas y espectaculares. Allí, cualquier foto con ella al fondo, despertaba en nuestros afanados fotógrafos la frase: «¡ay hija! que pequeña que se te ve…».

-«Profe, ¿tenemos que subir allí arriba?» repetían con la mano como visera en la frente y mirando a lo más alto de la torre.
– «Ya verás cómo después compensa», respondía la profe tratando de animar al grupo que, por momentos parecía resoplar con atisbos de desgana. Y es que cualquier momento es bueno para inculcar a nuestros alumnos que siempre el esfuerzo es necesario para conseguir la recompensa al alcanzar el objetivo.

La guía de la visita no tardó en encontrar al grupo y presentarse como la persona encargada de darnos toda la información necesaria. Poco tardamos en darnos cuenta de cuánto saber desprendían los comentarios, anécdotas y curiosidades que transmitía como experta en la materia. Así, por fuera, la fachada principal, obra maestra del Barroco internacional, la puerta de los apóstoles, de estilo gótico y la más antigua, la puerta de las cadenas, obra del Renacimiento con alusiones a la Reconquista. Por dentro, entre otras, destacan las capillas de Los Vélez, obra original gótica cuyo motivo central son los nichos funerarios, y la de Junterones, del siglo XVI, eregida para acoger el sepulcro del donante y familiares.

Con el grueso del grupo un poco saturado de tanta iconografía, simbolismo, ornamentación, estilos artísticos y épocas a la que pertenecen, llegaba la segunda parte y más esperada del recorrido, la subida a la Torre desde donde se domina la ciudad y la huerta.
Construida en distintas épocas, con diferentes estilos artísticos, se aprecia en ella una perfecta simetría y proporcioalidad. Pero lo dicho, a nuestro grupo ya sólo le interesaba subir y subir hasta llegar arriba donde poder apreciar si había valido la pena. Parecían no terminarse nunca las cuestas que permiten el ascenso y así, en «fila india», se consiguió al final. Desde arriba, y al tener visión del exterior, se produjo un silencio difícil de romper ante la majestuosidad de lo que se nos presentaba.
Cada uno trataba de orientarse para localizar por dónde quedaba nuestro colegio. También cada uno quería ver su casa., la de su abuela, su campo… Una cosa quedaba clara, hay que subir para, desde arriba, verlo todo mejor. Ese es el mensaje. Hemos tenido que esforzarnos y nos ha costado, pero lo conseguido nos permite decir que hemos llegado, que estamos EN LO MÁS ALTO.
Pascual Tomás