Ocurre a veces que algunas personas se convierten en poetas y, con arrojo y coraje, o con incertidumbre y cierta indecisión, empuñan sus bolígrafos o sus lápices, se pertrechan con sus gomas de borrar o con sus típex, y en folios en blanco o en hojas de libreta organizan sus palabras para plasmar sus pensamientos y sus emociones, en una búsqueda de algo —más o menos impreciso, más o menos perfilado— que llevan adentro y que quieren o necesitan expresar, ya sea por satisfacer un interés propio, ya sea por cumplir una tarea de clase.
Escriben, borran, tachan, siguen escribiendo, vuelven a borrar, tachan de nuevo, buscan una rima, se quedan inmóviles, casi agazapados detrás de otra palabra. Otean un nuevo vocablo que viene a lo lejos en el horizonte de sus mentes, lo intuyen, lo esperan impacientes, saltan sobre él como sobre una presa, con la ayuda de una pértiga o solamente con su corazón. Y ya imparables siguen escribiendo, cambian de rima, impulsan el ritmo, lo quiebran, lo recuperan, avanzan en la escritura del poema y lo concluyen con un punto y final a veces inevitable, a veces insólito.
En estos trabajos de creación literaria se vieron inmersos los alumnos de Secundaria y Bachillerato del Colegio San José, y aquí, en este nuevo número de 40 proezas. Revista de poesía (ISSN 2603-9567), están los resultados: una serie de poemas y caligramas que manifiestan sus anhelos, deseos, inquietudes, preocupaciones y aspiraciones, que giran, como no podía ser de otro modo tratándose de poesía, en torno a los grandes temas de la literatura: el tiempo, la memoria, la existencia, el dolor, la alegría, el amor, el amor, el amor…