JOYEUX NOËL ET BONNE ANNÉE!
Queridos padres y madres, compañeros y alumnos, desde el departamento de francés queremos desearos a todos unas muy felices fiestas navideñas y nuestros mejores deseos para el nuevo año.
Para este fin, a lo largo de esta semana, los alumnos de 3º y 4º de la E.S.O. han confeccionado una serie de tarjetas navideñas en francés que ahora compartimos aquí con todos vosotros. Aprovechamos esta entrada para agradecerles, a todos y cada uno de nuestros alumnos, su participación y magnífico trabajo realizado.
Un grand MERCI à tous! JOYEUSES FÊTES!
Les profs de français:
Margarita Albadalejo
Ana Ofelia G. Arnedo
secundaria
Celebramos el día de la Constitución
Como todos los años por estas fechas el Departamento de Ciencias Sociales del Colegio San José celebra la constitución, desarrollando un programa de actividades culturales, didácticas y lúdicas. El objetivo es la divulgación y promoción en nuestro centro de los valores propugnados en la Carta Magna (texto consolidado a 27 de septiembre de 2011 – pdf), acercando su contenido a los alumnos de la E.S.O. y participando todos ellos en esta celebración del trigésimo séptimo aniversario de la Constitución Española.
Estos actos conmemorativos destacan los principios básicos para la convivencia y contribuyen a generar en los alumnos actitudes de respeto y compromiso con los valores democráticos de la sociedad española actual.
Actividades realizadas
Las profesoras de Historia han dado una charla informativa sobre el nacimiento, desarrollo y aprobación de la Constitución Española y cada curso ha trabajado el tema de manera diferente:
– Han realizado carteles y murales donde han expuesto los principales contenidos de la Constitución: proclamación de derechos fundamentales, el reconocimiento de libertades públicas, la división de poderes, la soberanía popular, la organización territorial, etc.
– Han visionado documentales sobre el momento histórico y político de transición en que se firmó la Constitución.
– Han montado por grupos e individualmente Power Points, así como numerosos trabajos expuestos oralmente en sus respectivas clases.
– Han compuesto una canción.
– Han realizado dibujos en las ventanas de la clase exponiendo los símbolos (bandera, escudo…) reconocidos en nuestra Carta Magna.
– Han organizado un juego educativo Twister sobre la Constitución y una suelta de globos rojos y amarillos que invadió el patio del colegio.
Una vez finalizados todos los actos conmemorativos en un ambiente distendido, entretenido y, en muchos momentos, divertido, queremos agradecer a todos los compañeros su implicación y disposición en todo momento.
Departamento de Ciencias Sociales:
Laura Ruiz
María Antonieta Baños
Marta Pérez
Eugenia Gaona
Sobre la visita de Jesús Abandonado: así lo vieron los alumnos (2)
El que se ofrece a continuación es un texto de María José Muñoz Manzanares, de 4ºB de E.S.O., que nos brinda sus reflexiones y apreciaciones personales acerca de la visita que Jesús Abandonado hizo al colegio la pasada semana (reseñada aquí).
JESÚS ABANDONADO
por María José Muñoz Manzanares
Pocas, muy pocas veces me ha servido realmente de algo una charla del colegio. Pero esta ha sido diferente.
Esta no ha sido ningún tipo de obra de teatro, esta no se ha salido de la cruda realidad. Ha sido tan necesario para todos nosotros escuchar a esa gente, y se hizo tan duro entender a sus difíciles vidas, a esas personas que no están leyendo ningún papel, ni memorizando algo que se han estudiado, esas personas tan fuertes que son capaces de reconocer sus errores y no les da vergüenza estar donde están, esas personas que no están haciendo otra cosa que ceñirse a la cruda realidad.
Pero era emotivo, me emocionaba el pensar todo lo que han pasado y que, en vez de esconderse, salgan a contarle su historia al mundo, con la simple intención de que no cometamos sus mismos errores en algunos casos, con la intención de que apreciamos todos los privilegios que nos rodean, sin referirme a cosas materiales, sino refiriéndome a nuestra familia, a nuestros amigos y a nuestros seres queridos, porque he reflexionado y no hay nada que valga más y que duela más perder que una persona a la que queremos.
Que no hay que ser débil, que tenemos que mantener la fuerza y buscar ayuda, porque nunca estamos solos, siempre hay alguien que va a estar dispuesto a darte su mano, ayudarte.
¿Y por qué no ser nosotros? ¿Por qué no aportar nuestro grano de arena por diminuto que sea? Si siendo ellos más desgraciados nos han podido proporcionar una dosis tan grande de realidad, y tanta ayuda, ¿por qué no íbamos a poder ayudar nosotros en mejores condiciones que en las suyas? Claro que podemos, y eso vamos a hacer: un gran grupo de clase, por no decir todos, hemos acordado reunir todo el dinero que podamos o estemos dispuestos a poner, e ir a un supermercado a comprar alimentos no perecederos, como arroz, lentejas, tomate frito, etcétera; además, queremos ir al centro a dejarlo personalmente y ayudar por un día o por una tarde allí adonde vayamos. Porque no hay mejor sensación que ayudar y saber que hay gente que en el día de hoy puede comer un plato de comida gracias a tu aporte, y solamente espero no haber sido la única a la que le haya abierto tanto los ojos.
El saber que hay una persona que perdió a su padre con cinco años, que perdió a su hermano tras una discusión, cuya madre se suicidó en parte porque dicha persona estaba en el mundo de las drogas, y que ha intentado suicidarse; que después de todo eso siga adelante, es sencillamente increíble.
María José Muñoz Manzanares (4°B E.S.O.)
Sobre la visita de Jesús Abandonado: así lo vieron los alumnos (1)
La semana pasada, como ya reseñamos en esta entrada, vino al colegio un grupo de profesionales, voluntarios y usuarios de Jesús Abandonado para desarrollar el Proyecto Escuela Amiga. Si en la entrada antes enlazada se ofrecía la visión de un profesor, en esta se ofrece la visión de una alumna, Andrea García Cazorla, de 4ºB de E.S.O., que en este texto nos cuenta las impresiones que tuvo y las emociones que le suscitaron las «Confesiones» de los seis usuarios de esta fundación.
JESÚS ABANDONADO
por Andrea García Cazorla
La charla del pasado martes me pareció muy emocionante y llamativa, se trató de un acto en el que nadie pudo evitar soltar alguna que otra lagrimilla.
En mi opinión, la vida de esas seis personas tiene una doble función que nos ayudará muchísimo el día de mañana para ser mejores como personas.
Por un lado, es un ejemplo a seguir, ya que en dos casos murieron familiares después de haber discutido con ellos, y creo que, en este sentido, son personas superfuertes porque debe de ser durísimo afrontar esas muertes sin haberse despedido de ellos antes. A mí verdaderamente me causó mucha impresión la vida de aquellas personas, pero especialmente la de un muchacho jovencillo. Se llama Francisco y contó que con tan solo 4 años su padre falleció, a los años el hermano murió en un accidente de coche después de haber tenido una fuerte discusión con él y, por último, su madre acabó suicidándose amargada y desesperada del dolor de sus hijos. Uno, muerto, y el otro enganchado a la droga, Francisco. Pero después de todo esto, él siguió para adelante con las pocas fuerzas que le quedaban y fue a parar a Jesús Abandonado, una asociación que ayuda a las personas sin hogar y sin trabajo, para que puedan ser autosuficientes. Francisco está desintoxicándose en esa asociación desde hace seis meses y está siendo tratado por psiquiatras y médicos para ayudarlo a afrontar la muerte de sus dos seres queridos, pero sobre todo la de su hermano, pues se siente culpable de ella.
Ahora todos los que están en esa asociación, por lo menos los que fueron el martes al colegio, realizan talleres donde pueden sacarse algún dinerillo, se relacionan con otras personas y no se sienten tan perdidos como se sentía al principio.
Pero, por otro lado, no son un ejemplo a seguir, porque debido a los malos actos y acciones que hicieron en su pasado están sin un hogar y sin familia. Pero al fin se han dado cuenta de sus errores y ahora se están recuperando.
Una frase que no se me va a olvidar nunca y que uno de ellos dijo es que cada uno elige su destino: si tratas tu presente bien, el futuro te tratará mejor, pero si lo tratas mal tendrás un futuro peor.
Ahora para Navidad es la campaña de alimentos y me gustaría que todos pusiéramos nuestro granito de arena y ayudáramos a todas esas personas que lo necesitan.
Andrea García Cazorla (4°B E.S.O.)
Cuento de terror: Lágrimas rojas
Terminamos con el ciclo de cuentos de terror, y cerramos con un relato de Sofia Jiménez Belando, de 3ºA de E.S.O., acerca de la crueladad tan terrible y refinada a la que puede llegar alguien impulsado por una nefasta inclinación humana… Y no diremos más.
LÁGRIMAS ROJAS
por Sofia Jiménez Belando (3ºA de E.S.O.)
Me despierto y me encuentro con el desayuno en la cama. Buena manera de comenzar el día.
Mi madre está sentada a mi lado y sostiene una bandeja de plástico en la que hay un vaso de zumo de naranja y unas tostadas de tomate, aceite y sal. Es mi desayuno favorito, pero es muy raro que me lo haya traído, siempre me lo hago yo, ya que, según mi madre, soy un hombrecillo de 13 años. Mamá me besa en la frente y me felicita. Y ahora lo recuerdo todo. ¡Hoy es mi cumpleaños!
Abrazo a mamá, le doy un trago al zumo, un bocado a la tostada y me levanto corriendo. Hoy va a ser un gran día, lo presiento, todo el mundo me felicitará y podré ir alardeando de que tengo 14 años.
Me visto y salgo corriendo a toda velocidad. Debo aprovechar bien el día.
Al llegar de la escuela le cuento a mamá todas las anécdotas de la mañana y comenzamos a preparar mi fiesta. Por la tarde todos mis amigos vendrán a mi casa y lo celebraremos a lo grande. Colocamos globos en el patio y ponemos comida en las mesas. Todo está quedando precioso.
Comienza a sonar el timbre y uno por uno van entrando con los regalos bajo el brazo.
Una vez finalizada la merienda, propongo jugar a beso, atrevimiento y verdad. A ver si hay suerte y puedo darme un beso con Amanda, la chica más guapa de la clase.
—A mí no me gusta este juego —dice Antonio.
—¿Y qué juego propones? —Le digo desilusionado.
—Quiero jugar a contar historias de miedo.
—No creo que las chicas quieran oír esas historias.
—¿Acaso tienes miedo? —Me dice con una risa burlona.
—Yo no tengo miedo a nada.
Antonio empieza a contar una historia, y algunas chicas gritan, mientras que los chicos intentan hacerse los valientes, pero se les nota en la cara lo asustados que están. Aunque, a decir verdad, creo que soy el que peor lo está pasando. Siempre he odiado las historias de miedo y todo lo relacionado con ese tema.
—¡Basta ya, Antonio! —Le grito
—Ya sabía yo que tenías miedo.
—Eso es mentira. Simplemente, esto me aburre.
Nada más terminar de decirlo me arrepiento. No me aburre, no sé porque he dicho eso. Conociéndolo, ahora querrá subir el nivel de terror de las historias.
—Jugaremos a otra cosa mucho mejor —dice Antonio.
Esta vez nos expone algo más siniestro: se trata de meternos en una página de internet en la que sin necesidad de ingresar tus datos sale tu casa por dentro como si alguien estuviera ahí. Antonio nos asegura que al entrar en la página estamos contactando con los espíritus malos, y que entran en tu casa para hacerte daño.
Ninguno nos creemos que esto sea verdad, así que decidimos probar y meternos en dicha página.
Una vez que nos introducimos en ella, esperamos con el corazón encogido algún signo de lo descrito por Antonio.
Al minuto, se abre una nueva pestaña en el ordenador, y aparece mi comedor. Todos gritamos a la vez y cerramos la página. Algunos empiezan a llorar, y otros, como yo, permanecemos en estado de shock. ¿Cómo es posible que se vea mi comedor, si ahí no tenemos cámaras? No lo entiendo.
Antonio ha desaparecido, no sé en qué momento ha sido, pero ya no está. El supuestamente más valiente se ha ido a casa, seguramente se habrá hecho pis encima.
Al cabo de un rato intentamos olvidarnos de lo sucedido y seguimos jugando, pero esta vez a actividades más alegres y divertidas.
*
A las 22:00 p.m. se van todos mis amigos. Mamá y yo recogemos todo lo que hemos usado en la fiesta y me meto en la cama. Hoy ha sido un día agotador, por lo que estoy muy cansado.
Antes de dormirme decido coger el portátil para enviarle un mensaje al valeroso Antonio. Me apetece reírme un rato de él.
Al abrirlo sale aquella extraña página. Me da un pequeño escalofrío e intento cerrarla, pero no me deja. Aparece de nuevo mi comedor, solo que esta vez la cámara que lo estás enfocando se mueve, avanza por el pasillo y se va acercando cada vez más a mi habitación. Comienzo a gritar, no consigo que el ordenador se apague, no puedo hacer nada. Oigo pasos que se acercan, y veo en la pantalla la puerta de mi habitación. Me levanto, cojo la manivela de la persiana como arma y me escondo detrás de la puerta. Aunque si es un espíritu es imposible hacerle daño, lo atravesaría. Pego la oreja a la puerta y oigo una respiración, mientras la mía se hace más agitada. Se mueve el pomo, me preparo para atacar y entra mamá.
—¡Pero Alberto! ¿Qué haces? Me has asustado.
—¡Tú sí que me has asustado! Pensaba que eras un espíritu que venía a matarme.
—¿Qué tonterías me estás diciendo? —Me dice extrañada.
Me acuesta en la cama, me tapa y me cuenta historias de cuando yo era pequeño para intentar distraerme.
*
A mitad de la noche abro los ojos y veo mi portátil abierto. Sin recordar nada, me levanto a cerrarlo y veo que tengo un mensaje nuevo: Le has hablado a tu madre sobre mí, ahora ella debe morir. Su cámara está enfocando a mi mamá mientras duerme. No puedo evitar llorar. ¿Por qué me está pasando esto a mí? Nunca debí hacerle caso a Antonio, no debería haber empezado con este juego tan siniestro.
Le respondo el mensaje, le suplico que no le haga daño, y, al poco tiempo, aparece una nueva ventana: Solo la muerte puede salvar la vida, si quieres que tu madre sobreviva deberás morir tú. Coge un arma con filo y córtate las venas.
No quiero que mamá muera, pero yo tampoco quiero morir, no sé qué hacer, tengo miedo, temor, pánico, necesito ayuda.
Aparece un nuevo mensaje: Te queda un minuto para pensarlo, una vez que pase, si no has tomado una decisión, os mataré a los dos. Llorando, abro mi cajón de la ropa interior, saco una cuchilla, desmonto las piezas y cojo la hoja afilada. Lo mismo hago con el sacapuntas y cojo aparte las tijeras. Conecto mi cámara para que pueda verme, me miro yo también. Tengo la cara roja de tanto llorar, me pesan los párpados. Cojo la hoja de cuchilla y empiezo a pasarla por mi muñeca. Veo cómo mi brazo derrama sangre. Una vez acostumbrado al dolor, cojo la hoja del sacapuntas, que es más afilada, y sigo cortándo me. Y luego con las tijeras. Cada vez me noto más cansado, noto cómo la muerte viene a por mí. Y, cuando estoy a punto de cerrar los ojos, se apaga mi cámara y se cierra la página. El espíritu habrá notado también que me voy muriendo y ha decidido dejarme en paz, ya ha cumplido su trabajo.
Me arrastro por el suelo como puedo, cojo una camiseta, me la ato a las muñecas mientras agonizo de dolor y cojo el teléfono para llamar a una ambulancia.
*
Al despertarme estoy en el hospital, rodeado de médicos, enfermeras y dos agentes de policía. Al principio tengo un poco de amnesia, pero al mirarme los brazos mi mente vuelve a la realidad y es entonces cuando pregunto por mi madre.
—¿Por qué no está aquí mamá? Decidle que he despertado, seguro que querrá verme.
—Tu madre murió antes de que tú intentaras suicidarte. Llevaba muerta tres horas cuando llamaste a la ambulancia —me dice un policía.
—No puede ser, mamá está viva, el espíritu me dijo que la dejaría vivir si yo me hacía esto —les digo señalándome los brazos.
—Dejémosle descansar, aún no está en condiciones de hablar, se encuentra confusa —dice una enfermera de mediana edad.
*
Me quedo dormido, y a los minutos, horas, o quizá días, despierto. No sé cuánto tiempo ha pasado. Me incorporo y veo una sala distinta. Estoy en una habitación pequeña, con las paredes blancas y estoy atado de pies y manos.
En un principio nadie me daba información de qué estaba pasando, y de qué hacía yo ahí. Solo me dijeron que estaba en un psiquiátrico. A las dos semanas una psiquiatra me explicó que yo maté a mi madre y luego decidí suicidarme por ello. Me dijo que en otro caso me hubiesen metido a un reformatorio, pero, tras la historia de los espíritus, creen que sufro una esquizofrenia grave y eso me hizo cometer semejante locura.
Por más que intento explicarles que no hice nada, nadie me cree, me toman por loco. Les digo que quería a mi madre, y que el único motivo por el que intenté matarme fue para salvarla, pero me miran con cara de pena y me atiborran a pastillas.
*
Han pasado diez años y aquí sigo. No soy capaz de moverme por mí mismo, ni de hablar, tanta medicación me tiene muerto en vida. Mi cuerpo está muerto, pero mi cerebro sigue activo. Desearía morirme. Ojalá no hubiese llamado a la ambulancia aquella noche. Estar así es un infierno, y aún me acuerdo de mi madre, pero no soy capaz de llorar, aún no he podido hacerlo. Las pastillas ni siquiera me dejan hacer eso, no reacciono, mis ojos no pueden llorar, pero en mi mente lo hago a cada rato. Ya no sé si la maté yo o no, no tengo ni idea, y eso es muy duro.
*
Entran a mi habitación a cambiarme el pañal y a darme de comer, como cada día. Pero esta vez entra una persona distinta.
—Hola, Alberto, soy tu nuevo enfermero. Me llamo Antonio, no sé si me recordarás, íbamos juntos a clase. Siempre te he tenido envidia, y mírate ahora, das asco —dice riéndose—. Desde que éramos pequeños has sido mejor en todo: en el fútbol, en natación, en las notas, e incluso Amanda te prefería a ti. Tu madre era muy buena, te quería, y la mía me pegaba, me trataba como basura. Cada día me levantaba deseando que no existieras. Hasta que pensé un buen plan para acabar con tu vida. Me creé esa página que utilice desde el móvil. Fue una magnífica idea. No quería que tuvieras una muerte rápida, quería que sufrieras y arrebatarte lo que más querías: a tu madre. Y, bueno, no estás muerto, pero creo que esto es peor. Ahora tengo una buena vida, estoy casado con Amanda y esperamos un hijo, soy enfermero y tengo un buen sueldo. No puedo pedir más. Por fin lo he conseguido, mi vida es mejor que la tuya —suelta otra carcajada—. Ahora cada día te veré en este estado y me alegrará, me harás la persona más feliz del mundo, al igual que me hizo muy feliz arrebatarte a tu madre. Mientras la mataba, gritaba y quería salir a protegerte, pobre ilusa, deberías haberla visto —me dice con una crueldad difícil de describir.
Sale de la habitación y por primera vez puedo hacerlo, puedo llorar por ella. Sin gesticular, empiezan a brotar lágrimas de mis ojos y noto cómo se me humedece la cara. Te quiero, mamá.
Cuento de terror: Juramento
Continuamos con el ciclo de cuentos de terror. En esta ocasión, Nuria Saorín Cano, de 3ºA de E.S.O., nos brinda un relato en el que la protagonista, ante una mentira que le causa un dolor infinito, despliega una crueldad inaudita para cumplir un juramento…
JURAMENTO
por Nuria Saorín Cano (3ºA E.S.O.)
Uno
Yo estaba sola. Sola entre gritos. Sola entre insultos. Sola entre personas que me hacían daño cada día. A cada cosa que me decían, me lo iba creyendo más. Aun sabiendo que era mentira. Cuando me di cuenta, ya era demasiado tarde. Nunca dejes que te derrumben, porque llegará un momento en el que ya no puedas reconstruirlo. Hazme caso. No seas como yo. No dejes que sea demasiado tarde. Sé que nadie leerá esto, pero que alguien me salve. Por favor.
Dos
Hablé. Busqué ayuda. Lloré. Pero nadie me hacía caso. Estaba sola. Lo veía todo oscuro. Hasta que llegaste tú. Tú me sacaste una sonrisa cuando más lo necesitaba. Pero cuando más te necesitaba, me abandonaste.
Tres
Cada día va a peor. Desde que me abandonaste, ya no sé qué hacer. He ido a tu casa y me dijeron que te fuiste. Te sigo recordando con dolor, mucho dolor. ¿Por qué me abandonaste? ¿Por qué me mentiste, diciendo que nunca me abandonarías? Mentiras. Todo son mentiras. Te echo de menos. Te odio, y juro que te haré sufrir como tú me lo has hecho a mí.
Cuatro
Abandoné ese estúpido lugar y caminé por la calle, preguntándome dónde estabas. Me fui a mi casa, y cogí las tijeras para cortar la carne de mi madre. Me las guardé en tu mochila. Luego fui a tu casa para «preguntar» dónde estabas, otra vez. Llamé al timbre. Salió tu madre. Me invitó a pasar. Una pena, tu madre era muy hermosa. Era. Le clavé las tijeras en el ojo, y soltó un alarido de dolor. Se arrastró por el suelo como si fuera una puerca en el barro, intentando escapar. Le pregunté dónde estabas. Me dijo que te fuiste a Inglaterra, con tus abuelos. Luego le rajé la garganta como si fuera mantequilla. Vi cómo salía sangre a montones de su hermoso cuello. Una escena hermosa. Saqué mi móvil y le hice un par de fotos. Ah, la «belleza» real hecha foto. De repente, tu padre abrió la puerta de la entrada y se quedó asombrado. Me recordó a ti, ambos sois muy parecidos. Le maté directamente, ya no me interesaba seguir ahí. Tenía que encontrarte y hacerte sufrir, ¿no?
Cinco
Tuve que ir de incógnito, ya que, obviamente, se había descubierto el asesinato. Con mis mismas tijeras, corté mi pelo por las orejas, luego me puse unas gafas de sol y una sudadera. Cogí mi maleta y pedí un taxi hacia el aeropuerto. Fue bastante difícil entrar, ya que me están buscando, pero cogí el carné de mi madre antes de salir, ya que ella también llevaba el pelo corto en la foto. Compré los billetes y me esperé un par de horas para coger el avión, ya que el anterior había salido. Prepárate cuando llegue.
Seis
Estoy cansada. No te encuentro por ninguna parte. Día a día, he ido a varios institutos para acabar esto. Pero nunca estás. Creo que es cuestión de tiempo que me encuentre la policía, pero tengo que acabar esto. Tenemos que acabar esto.
Ya solo me falta un instituto. No me lo puedo creer. Estoy viéndote. Con solo ver tu verdadera sonrisa que nunca me dedicaste, me pongo feliz, ya que nunca volverás a hacerla. Mientras me voy acercando, veo que estás con alguien. Alguien que me ha sustituido. Sabía que pasaría, que nuestra amistad no era real. Os seguiré hasta vuestra casa. Veo que vais al mismo destino. Ya no aguanto más. Estallo en ira y locura, y corro hacia vosotros. Primero le clavo las tijeras por la espalda a tu amigo, que hasta hace un segundo estaba sonriendo, pero ahora chilla y agoniza, como yo hice en aquellos tiempos. Cae al suelo como si fuera un saco de patatas. Antes de ir a por ti, me agarras el brazo con fuerza, y forcejeo un poco. Como a tu madre, te intenté clavar el cuchillo en el ojo, pero lo impediste, y, me lo clavaste en el pecho. Tosí sangre, mucha sangre. Veo cómo gritas por lo que has hecho. Sonrío. Has matado, me has matado. Llevarás ese peso toda tu vida. Sufrirás por la muerte de mi sustituto y la mía. Veo cómo lloras. Veo cómo toda tu vida se derrumba. Al fin y al cabo, ese era el plan. Al fin, he cumplido el juramento. Sufre para siempre, como me hiciste sufrir a mí.
Nuria Saorín Cano (3ºA E.S.O.)
Cuento de terror: Silencio
El ciclo de cuentos de terror continúa. Hoy publicamos uno escrito por Carlos Mata Moñino, de 4ºC de E.S.O., que nos ofrece un relato en el que el personaje dialoga con alguien que, al parecer, no le hace mucho bien… Más que físico, se trata en este caso de un terror psicológico que, no obstante, también pasa facturas a nivel físico, y qué facturas…, qué fracturas…
SILENCIO
por Carlos Mata Moñino (4ºC E.S.O.)
Pensad por un segundo en tener un poder con el que la imaginación gobierne sobre nuestras mentes, un poder con el cual la realidad no nos afecte a la hora de hacer cosas.
Realmente, nuestra mente es una de las armas más valiosas que poseemos. ¿Y si algo o alguien fuera nuestro 50% a la hora de pensar?
Y aquí comienza nuestra historia.
—Hola, ¿hay alguien? —Grité sin obtener respuesta—. ¡Hola! ¡Necesito ayuda! ¿Es que en este lugar tan grande no hay nadie? —Insistí.
—Silencio, me llamo Silencio —dijo alguien.
—Pues no te veo.
—Estoy aquí, a tu derecha— Silencio contestó.
—¡Ah, vale! Soy Aldo, encantado —le di la mano y le toqué el hombro.
—Y, bueno, ¿qué haces por aquí? —Preguntó Silencio.
—Pues me he perdido, no sé adónde ir —dije sincero.
—¿Y no has probado a ir por ahí? —Señaló un barranco de tres metros.
—¿Por el barranco? ¿Estás loco? —Exclamé.
—¿Loco yo? Para nada, el que está loco eres tú —Silencio me empujó.
*
El miércoles volví a casa del hospital, temprano. Silencio me había estado acompañando durante toda mi visita al doctor. Al salir de ahí quería hablar seriamente con él y, de hecho, lo hice.
—Hombre, Aldo, por fin decides hablarme. Mira el lado bueno, ya sabemos que sobrevives a caídas de cuatro metros.
—Y gracias a ese matojo —le contesté.
—¿Sabes qué? Yo creo que deberías hacerlo de nuevo.
—Claro, y así no sobrevivo —dije con tono sarcástico.
—No caigas a breva.
—No, mejor me caigo en un barranco, que es lo que quieres —respondí enfadado.
—Relaja esos humos y perdóname, anda.
—Mira, porque no tengo otra, que si no…
—¿Eso es que sí? —Preguntó silencio alegre.
—Sí —afirmé.
—Vale, pero quiero estar seguro de que de verdad me has perdonado. Así que… escribiré mi nombre en tu piel.
—Jajaja… ¿Cómo? ¿Con un rotulador?
—No, más quisieras. Con eso —respondió Silencio señalando un cuchillo.
—¡Pero estás loco! No voy a hacer eso.
—Pues lo tendré que hacer yo —dijo Silencio muy seguro de sí mismo.
Lo hizo.
*
Dos años más tarde, doce puntos y una cicatriz para toda la vida en el brazo, quería saber más de él.
—Silencio, ¿quién eres? —Le pregunté.
—Si te lo digo perderemos la magia.
—¡Qué magia ni qué mierdas! Me rajaste el brazo y me tiraste por un barranco.
—Pero fue con cariño —me tocó el hombro.
—¿Quién eres? ¡Dilo ya! —Saqué toda mi rabia.
—No —movió la cabeza de un lado a otro.
—Dilo.
—Vale, lo diré, pero antes tendrás que hacer una cosa por mí.
—¿El qué?
—Matar a tu hermano.
—¿Cómo? ¿He oído bien? ¿Has dicho que mate a mi hermano?
—Sí, lo has oído perfectamente.
—¡No voy a hacer eso!
—Pues, Aldo, esto ya se está convirtiendo en tradición: si no lo haces tú, lo haré yo.
*
Esa tarde, mi hermano murió. Después, mis padres decidieron llevarme a un psicólogo, lo único que me dijeron fue: “Es por nuestro bien”. Entré a la sala, la cual era toda blanca, con solo tres sillas negras y una mesa grande presidida por el psicólogo. Tras varias pruebas, el doctor lo reveló todo: dijo que mi mente se había apoderado de mi cuerpo, y mi mente era 80% Silencio. Exacto, Silencio es ese poder llamado Esquizofrenia.
Carlos Mata Moñino (4ºC E.S.O.)
Teatro: La Celestina
Ayer, los alumnos de 3º y 4º de E.S.O. y tres profesores (Dña. Mercedes, Dña. Laura Cánovas y quien esto escribe) hicimos una salida al Auditorio Víctor Villegas para asistir, una vez más, a una representación teatral, en esta ocasión de La Celestina, un espectáculo ofrecido por la empresa Recursos Educativos, dentro de su programa Haz teatring!, una empresa con la que el año pasado tuvimos ocasión de disfrutar de la representación de Rinconete y Cortadillo, y el anterior, de Don Juan Tenorio.
Salimos del colegio pasadas las 8:30 h. y llegamos los primeros al Auditorio, lo que nos permitió sentarnos donde quisimos para disfrutar mejor de la obra de teatro. Los alumnos de 4º de E.S.O. ya conocían esta obra literaria, pues la estudiaron el curso pasado; no obstante, unos días antes de la representación la repasamos en clase, con unas explicaciones y una proyección en la pizarra digital de personajes y temas. Por su parte, los alumnos de 3º de E.S.O., que aún no la han estudiado, también conocían el argumento, los personajes y los temas de la obra, pues hablamos de ella durante una clase para que tuviesen unas nociones acerca de este texto del siglo XV que supone un punto de inflexión en la literatura española.
El telón se abrió, o, más bien, se oyó el gañido del halcón de Calisto, a las 10.00 h., y una hora después se cerró, o, mejor dicho, el protagonista cayó de la escalera y murió.
La interpretación corrió a cargo de cuatro actores que dieron vida a los nobles Calisto y Melibea, a la vieja bruja Celestina, a los criados Sempronio y Sosia y a la prostituta Areusa.
La decoración y el atrezo consistieron, por un lado, en una silla, un baúl, el hilado con que Celestina embruja a Melibea y el cordón de esta que aquella le entrega a Calisto; por otro lado, en unas pantallas de tela blanca en las que se proyectaban bien imágenes que mostraban elementos inquietantes (como un ojo), bien el escenario en el que transcurría la acción (el interior de una casa, el huerto de Melibea, el fuego donde Celestina cocina sus pócimas y hace hechizos…), bien luz para que los espectadores pudiésemos ver las sombras de los personajes (vimos, por ejemplo, las sombras de Calisto y Melibea besándose, o la sombra de Calisto cuando este yace muerto y su criado Sosia lo llora).
A las 11:00 h. acabó la representación y, tras un merecido aplauso a los actores, salimos y nos quedamos un rato en el parque del Auditorio, donde los alumnos desayunaron, conversaron y pasaron un rato distendido.
José Eduardo Morales
Profesor de Lengua y Literatura
Cuento de terror: Drago y la piedra maldita
Regresamos con nuestro ciclo de cuentos de terror. En esta ocasión, Juan José Peláez Gaona, de 3ºB de E.S.O., nos ofrece una versión del mito del Minotauro, aquel hombre-toro que vivía recluido en un laberinto diseñado por Dédalo, pero, si bien este Toro de Minos murió a manos de Teseo, el de Juanjo se salvará gracias a alguien… También podemos recordar que Jorge Luis Borges encerró a Asterión, su minotauro, en una casa: el minotauro de Juanjo, además de su casa, también recorre el bosque…
DRAGO Y LA PIEDRA MALDITA
por Juan José Peláez Gaona (3º B E.S.O.)
Hace mucho tiempo en unas montañas de Asia se encontraba un joven pescador llamado Drago. Un día pescando en el río lanzó su red y, cuando empezó a tirar para sacarla, no podía, no sabía qué pasaba. Por fin, tirando con mucha fuerza, la sacó y encontró en ella una piedra con un misterioso símbolo. El pescador la llevó a su casa.
Esa noche, mientras dormía, dos grandes cuernos empezaron a crecerle, su tamaño fue aumentado y empezó a salirle pelo, hasta que acabó por transformarse en un minotauro. Al terminar la transformación fue a mirarse en el espejo y, al ver en lo que se había convertido, se volvió loco y salió desesperado de la casa, corriendo.
A la mañana siguiente se despertó sin saber qué había pasado. Estaba tumbado en el suelo con aspecto ya normal y, alrededor de él, en el bosque, había arboles destrozados y animales muertos; tenía un gran dolor de cabeza. Cuando llegó a su casa, esta estaba abierta y también lo encontró todo destrozado.
Ese día se puso a investigar esa piedra tan misteriosa porque pensaba que, de alguna manera, estaba relacionada con los sucesos extraños de la noche anterior y, cuando fue a mirarla, tuvo una visión espantosa: se vio destrozando el bosque y matando animales. Asustado, la soltó y cayó al suelo.
Pasadas unas horas se tranquilizó y volvió a intentar investigar. Se puso a buscar el símbolo en libros y, al final, logró encontrarlo en un libro de historias de miedo. Lo leyó y entendió lo que había sucedido: se trataba de un signo del demonio que trastornaba a quien lo tenía cerca. Por eso decidió deshacerse de la piedra, pero en ese momento sonó el teléfono, era su sobrino, que le decía que iba a ir a visitarlo esa noche. Muy preocupado el hombre, no sabía qué hacer. Por fin se le ocurrió esconder la piedra, pensando que si la escondía y la alejaba no podría tener efecto sobre él.
Esa noche, al llegar su sobrino, le saludó amablemente y lo invitó a pasar pero, después de cenar, él se fue a la cama porque le empezaba a doler la cabeza, y se puso a dormir hasta que abrió los ojos y se dio cuenta de que se había transformado en minotauro otra vez. Iba a dirigirse al bosque, pero nada más salir de su habitación se encontró a su sobrino. Este, al verlo, empezó a correr asustado e intentó esconderse. El minotauro empezó a perseguirlo. El sobrino se escondió en el desván y allí se encontró con la piedra del misterioso símbolo. Enseguida él, pensando que era lo que había transformado a su tío, intentó destruirla pero no pudo, porque iba a hacer ruido y el minotauro lo escucharía, así que decidió esconderse hasta que amaneciera.
El minotauro siguió buscando por toda la casa y los alrededores, pero, por suerte, no lo encontró. Cuando amaneció, el sobrino decidió salir de su escondite e ir a pedir ayuda. Salió corriendo con la piedra en la mano, el minotauro lo vio y, muy enfadado, salió de la casa detrás de él. El sobrino desesperado le lanzó la piedra y el minotauro, en un acto reflejo, la cogió. En ese momento se desintegró junto con la piedra y Drago quedó con su forma humana tendido en el suelo. La casualidad había querido que el sobrino descubriera la combinación necesaria para hacer desaparecer al minotauro y la piedra: la luz del día y la piedra en la mano del minotauro.
Juan José Peláez Gaona (3º B E.S.O.)
Cuento de terror: Fausta
Siguiendo con el ciclo de cuentos de terror que inauguramos con Halloween, publicamos hoy la narración de Jessica Ericsson, de 4ºC de E.S.O., en la que esta joven escritora recrea el famoso mito de Fausto: el hombre que hace un pacto con el diablo y… Pero leamos mejor el cuento de Jessica para descubrir qué ocurre cuando alguien pacta con Mefistófeles…
-.Cuento de terror.-
F A U S T A
por Jessica Ericsson (4ºC E.S.O.)
Me encuentro en un lugar tan oscuro que no sabría decir si esa oscuridad me asusta o me acoge. A pesar del dolor, la confusión y el cansancio, me viene a la cabeza que quizás es así como «ven» los ciegos, oscuro. Me sale una leve sonrisa que rápidamente se transforma en una expresión de dolor, porque la sal seca que tenía en la cara me había formado como una costra, y cualquier expresión del rostro me arrancaba mi bello facial. Centrarme en que me duele la cara me hace olvidar todo el dolor del cuerpo, pero, claro, pienso en lo que no pensaba, y ahora duele más. Estoy muy cómoda, como en una cama, como en un ataúd… Estoy en un maldito ataúd. Se abre un poco la puerta, y me ciega la luz que viene de fuera. Si salgo no tengo ni idea de lo que me esperará, ni si podré caminar… o nadar. Una idea abrumadora me viene a la cabeza: ¿Y si por primera vez no salgo? ¿Y si por primera vez cierro la puerta en vez de abrirla?
🌸
Jueves, Lana del Rey suena de fondo, las luces de navidad que tengo rodeando los barrotes de mi cama están encendidas, me pongo mis pantalones vaqueros rajados, camiseta a rayas y unas botas militares negras, soy una bohemia, qué se le va a hacer. Me dirijo al insti, al salir me despido de mi hermano y de mi madre, como siempre, lo de siempre, para siempre.
-Buenos días por la mañana -dice el profesor de lengua. Se me hace raro, el cielo siempre está oscuro, pero a nadie parece afectarle, ni a mí (raramente) tampoco.
En el recreo, están los grupos de siempre, como en las películas, hay grupos de gente, (los «popus», empollones, modernillas…), me abro paso y voy con mis amigos, entre los que están Gwen y Al, mi mejor amiga y su novio, siempre los he visto juntos, solían discutir mucho, pero desde hace un mes están, más que enamorados, embobados. Y ahora comemos todo juntos y conversamos, aunque, para mí, la comida no sabe a nada.
-No, no, Tarantino es mucho mejor, o sea, no me compares.
-Bueno, lo que yo no sé es por qué sale Uma Thruman en tantas de sus películas, es feísima.
-Uma es preciosa -digo yo con toda mi sinceridad. Y con eso concluyo, me voy-. Venga, adiós, dormilona.
-Adiós, bella durmiente -no entiendo esos motes, ¿por qué? Me giro para preguntarles eso, pero ya no están.
Me miro en el cristal de mi puerta, es tan raro todo, siento como si no me encontrase en mi cuerpo, pero estoy allí, mirándome.
Abro la puerta y caigo, me tropiezo con un escalón, no estoy en mi salón, estoy en una terraza con muchas plantas, demasiadas.
-¿Qué hago aquí? -Me repito asustada. Estoy tan confusa, necesito irme, pero ¿por dónde?
Las plantas son preciosas y verdes y se mueven por el viento, espera, no, se mueven solas, se acercan y una me agarra el tobillo con tanta fuerza que me caigo al suelo, se me suben y grito, tengo que salir de aquí pero estoy tan confusa y asustada que solo grito para que alguien me ayude.
Al minuto, aprietan tanto que me están cortando la circulación, estoy en el suelo y desde aquí puedo ver una puerta, me arrastro, me quito algunas plantas de encima, sienten dolor, las araño, las muerdo y me las quito de encima, voy a abrir la puerta y salir de aquí
-¿Qué está pasando? -Me repito.
🌸
La puerta que he abierto no sabía adónde daría, pero no me esperaba esto. Música, de la buena, David Bowie, estoy como en una discoteca, con mucha gente, tan solo quiero bailar, así que bailo. La música no está completa, es como si estuviera en mi cabeza y hubiese trozos de la canción que no puedo recordar.
La música me llena y me dejo llevar, está muy alta, bailo con la gente, bailo con una chica que tiene todo el pelo pegado a la cara por el sudor, no se la veo bien. Sigo bailando y moviéndome pero la música sube, está muy fuerte, la gente se para y yo me tengo que tapar las orejas, la música ya no es música, es un estruendo, como gritos, son las personas, están gritando, no les veo la cara, no tienen. Me rodean y gritan más fuerte, intentan agarrarme, pero no ponen mucho empeño en ello, aunque dan tanto miedo…, y están tan cerca… Me duele la cabeza, no paran de gritar una y otra vez, cada vez más alto, me caigo al suelo, necesito huir. Solo busco puertas y puertas, no está la puerta por la que entré, solo hay una puerta que da al baño (o eso creo). Me da igual, me dirijo hacia ella, la multitud me sigue, me agarran más fuerte, como si antes estuviesen dormidos y se estuvieran despertando, saben que me muevo, saben a dónde, y gritan más fuerte, tan fuerte como me agarran. La puerta está atascada, le doy patadas y nada, no se abre, se acercan, me están atacando, me golpean.
-¡¡PARAD!! -Grito.
Me dan un puñetazo, me quito a uno de encima y me tiro a la puerta para abrirla, a la tercera embestida se abre.
Noto cómo la gravedad se apodera de mí, caigo y grito, los órganos se me suben y por fin termino de caer. Me hundo en el agua, sí, agua; cuando salgo amo el oxígeno como si nunca lo hubiese tenido. La luz del sol me ciega y me pongo a flote, estoy en medio del mar, el sol es tan intenso como el color azul turquesa del agua que me rodea.
Nadaría, si supiese a dónde. Llevo aquí por lo menos 30 minutos y está todo tranquilo. De repente, el agua turquesa se vuelve negra, y algo me roza el pie, una, dos, tres veces, me ha cortado. Me miro la pierna y, a pesar del agua negra, lo veo: un tiburón.
Estoy nadando, más bien chapoteando rápidamente, me sigue rozando y creo que va a morderme justo cuando, de repente, veo la costa, lo que me anima a nadar más rápido, pero cuando me faltan tan solo unos 20 metros me muerde y me lleva con él. Una vez en el agua no siento apenas el dolor de la pierna, el tiburón es más pequeño de lo que parecía. No, no es un tiburón: es una mujer.
-Dios mío -pienso.
La mujer vestida de blanco y cabello largo me lleva a un fondo no visible, no peleo, hasta que me mira y le veo la cara, tan horrorosa como un grito: la expresión de miedo y pánico absoluto en su cara, plasmada. Sonríe con su boca abierta y entonces forcejeo, si salgo a la superficie me cogerá y esto seguirá, tengo que encontrar otra puerta.
Me quedo sin aire, lucho con todas mis fuerzas, pero estoy tan cansada… y la veo, estamos en el fondo, hay una puerta en el fondo que se abre como con un volante, le pego una patata en la cara, me suelta, pero ahora está enfadada, buceo todo lo que puedo y me agarro a la manivela de la puerta, me coge de los pies y me tira hacia ella, pero me agarro fuerte a la manivela, la abro y, justo cuando creo que voy a desmayarme, la puerta me absorbe y entro.
🌸
Llevo así siete días, viajando de puerta en puerta, sigo sin saber por qué, pero ya no puedo más. Estoy en un ataúd, he perdido la cuenta de las puertas que he pasado, todas son diferentes, aunque en casi todas las puertas está la mujer de blanco y cabello negro que a veces se muestra buena y a veces, mala.
Estoy en un ataúd. Una idea abrumadora me viene a la cabeza: ¿Y si por primera vez no salgo? ¿Y si por primera vez cierro la puerta en vez de abrirla?
Y no la abro, cierro la puerta, y en ese momento, justo en ese momento me entra sueño, y no lucho, me dejo llevar y lo sé, sé lo que está pasando, después de todo este tiempo, lo sé: sé que ahora, por fin, muero.
🌸
Fausta llevaba un poco más de un mes en coma, por eso el cielo siempre estaba oscuro, la comida no sabía a nada… Todo estaba en su cabeza. Antes de eso, su amiga Gwen y ella, aburridas, una noche hicieron un pacto con el demonio: lo que al principio parecía broma, se cumplió. Paula pidió aventuras cada momento de su vida sin que le dijesen nada, ya que todo era monotonía en su vida. Lo que no sabía es que acabaría teniendo un grave accidente que la llevaría al coma y que ahí es donde «viviría» sus aventuras: en cada momento, una diferente. Gracioso, ¿verdad?
Gwen pidió el amor eterno con su pareja, ya que él no estaba enamorado ella, pero ella sí de él. De repente estaban más que enamorados, pegados, embobados. Una vez, su madre no les dejó estar juntos por la tarde, lo que causó que Al se suicidara por no poder ver a Gwen. Y Gwen, al darse cuenta de lo que había causado con el conjuro, se suicidó pocos días después.
🌸
¿Moraleja? No juegues con el demonio, no juegues conmigo.
Firmado:
La mujer de blanco y cabello negro.
{M.}