Hay lugares a los que se entra y de los que nunca se sale. Es el caso de una cabaña que se encuentra al final de un sendero que desemboca en la cima de una colina, y sobre ella trata el cuento de Irene López Cascales, de 3ºA de ESO, titulado La cabaña maldita. Un aviso para caminantes…, en este ciclo de Halloween que podemos celebrar gracias a los relatos escritos por los alumnos de Secundaria y Bachillerato.
LA CABAÑA MALDITA
por Irene López Cascales
El pueblo de Gurtesing es un pueblo que se encuentra a las afueras de Londres, donde residen solamente siete familias. Los Ferten, una de las familias, decidieron pasar el día en el monte; allí, en la colina, quedaba una cabaña al final del camino, cuando la gente entraba, nunca salían. Antes de ir al monte, Paco, el padre, investigó unas horas antes para saber si había información sobre todos los casos sucedidos en “la cabaña maldita”. Pero fue inútil, era como si no hubiese información sobre esa cabaña: como si no existiera.
Eran ya las 7:45 p.m., así que decidieron ponerse en marcha. Llegaron al monte alrededor de las 9:30 p.m., inmediatamente se pusieron a cenar. Al terminar, quisieron subir a la colina. Cuando llegaron, ahí estaba; “La cabaña maldita”. Paco, quería entrar; pero Isabel, decía que no; porque era peligroso. Él no le hizo bastante caso y quiso entrar.
Isabel.- No entres ahí, Paco; una amiga mía entró y nunca salió.
Paco.- Si es solo para explorar, ¿no te parece muy raro que toda la gente que entra nunca salga?
Isabel.- Sí, pero esto debería explorarlo una persona especializada, no tú. No quiero que te pase nada.
Paco.- No me va a pasar nada, Isabel; si entro y veo peligro, tranquila, que yo saldré. Lo único que quiero es que te vayas a casa con los niños. Si a las 23:00 p.m. no estoy en casa, llamas a la policía; pero mientras no.
Isabel.- Vale, pero ten mucho cuidado.
Isabel se marchó a casa con sus dos hijos; les dio de cenar, los lavó y los acostó. Ella se quedó leyendo un libro; pero se aburría y quiso investigar más a fondo sobre esa cabaña. Después de casi una hora investigando, vio que cada 13 años moría una persona cuando entraba allí. Hoy justo se cumplían los 13 años. Isabel se asustó mucho, e inmediatamente llamó a su marido para comunicárselo. Saltaba el contestador. Eran las 22:47 p.m., Isabel se preocupaba cada vez más. 22:58, y tocaron a la puerta. Isabel miró por la mirilla, y no había nadie; se giró y cayó una nota del techo donde ponía: Ahora iré a por tus niños. Y, de repente, al terminar de leer la nota, algo la dejó inconsciente.
Al día siguiente, vio que su marido no estaba; llamó a la policía pero no había ni rastro de él, había muerto. Isabel llamó a sus amigas para entrar todas juntas a esa cabaña, y les explicó todo lo ocurrido e idearon un plan. Entraron en la cabaña, todo parecía normal, cuando de repente empezaron a apagarse todas las luces y a escribirse en las paredes con sangre: ¿Me echas de menos?
Ellas prendieron fuego a la cabaña para terminar con todo. Pero Isabel quedó dentro de la casa para estar con su marido y murió.
A los niños, al quedarse huérfanos, los llevaron a un orfanato que se situaba al lado de la cabaña. Y, así, todos los días “estaban con sus padres”.