Otro cuento terrorífico de este ciclo de Halloween que ofrecemos a los lectores es Invasión apocalíptica, escrito por Abraham García Ibañez, de 4ºB de ESO, un relato acerca de una expedición al espacio exterior que acaba volviéndose en contra de la humanidad, con unas consecuencias… apocalípticas.
INVASIÓN APOCALÍPTICA
por Abraham García Ibáñez
6 de Marzo de 2198
El explorer98 llevaba ya 128 días fuera del sistema solar. Desde la sede de la NASA en Houston, Texas, todos los operarios estaban expectantes a la vez que nerviosos. Hasta ese momento, la expedición iba según lo previsto pero estaban a punto de hacer una maniobra arriesgada. Iban a pasar cerca del planeta v391 Pegasi b, un planeta “similar” a la Tierra. Y no exactamente por su apariencia física, sino por su historia. Está previsto que La Tierra arda en cenizas en unos 5000 millones de años debido a la fase de estrella gigante roja por la que pasará el Sol; y es que Pegasi b ya ha pasado por esa etapa. Es por eso por lo que querían observar el planeta de cerca y ver cuáles han sido las consecuencias.
La nave estaba tripulada por el astronauta e ingeniero Jerry Smith, la ingeniera Alice Porter y el doctor Nikolai Vasiliêv. Es una expedición que llevaba muchos años intentando hacerse, y las dos potencias más interesadas en realizarla eran la estadounidense y la rusa. Para llevarla a cabo se necesitaban las tecnologías más novedosas y eficientes. Apenas 20 años antes se había inventado la “supervelocidad”, que funcionaba con un gas de un elemento químico artificial, por lo que era muy inestable y peligroso, pero a la vez necesario para viajar a distancias tan alejadas; y es que el Pegasi b está a 4.500 años luz de la tierra […].
Habían recibido la orden de acercarse a aquel exoplaneta cuando la nave recibió una fuerte sacudida, pero su rumbo no se modificó. Sin embrago no pasó ni un minuto cuando la nave se tambaleó otra vez y comenzó a caer. La fuerza de la gravedad del planeta era demasiado fuerte y la nave no podía retomar el vuelo. Caían en picado. Los tripulantes mandaban mensajes de auxilio a los centros espaciales pero sabían que eran en vano. La distancia con La Tierra era tan grande que la señal podía tardar hasta tres horas en llegar. La gran nave caía sin cesar ante un gran desierto rojo devastado por el fuego ardiente de su estrella. Estaban a unos 3 kilómetros del suelo cuando el astronauta ruso se desmayó y la ingeniera Porter no paraba de vomitar; sólo quedaba Smith, que intentaba de todas las formas posibles elevar la nave pero era inútil, no respondía. 2km, 1 km, 500 m, 100 m, 0.
La nave había quedado intacta, de alguna forma se había amortiguado el golpe. Los tripulantes estaban ilesos, aunque Nikolai seguía inconsciente. El comandante Smith quiso salir al exterior para ver cuáles habían sido los daños de la nave. Se puso el traje espacial y salió a inspeccionarla.
Pero nada más salir, aparecieron del suelo una serie de animales extraños con cabeza ovalada y dos patas, dos filas de dientes y color negro que atraparon al astronauta y se metieron en la nave. Despegaron y salieron de aquella gran bola roja.
25 de Enero de 2203
La nave había pasado el cinturón de asteroides. La base estadounidense de Marte estaba alerta por un posible ataque de los extraterrestres. Tenían toda clase de armamento preparado para disparar tras la orden, pero el plan A era capturar a los alienígenas para examinarlos.
La señal con la nave la habían perdido desde el momento del impacto en el planeta Pegasi. No sabían qué había estado pasando en el interior del transportador. Pensaban que los monstruos sabían ir a La Tierra porque había un gran mapa del Sistema Solar en la nave.
En el interior del vehículo espacial se encontraban los alienígenas. Pero no dos o tres, sino cincuenta. No se reproducían como los seres humanos, se reproducían mediante mitosis, y no eran más porque no cabían en la nave. Tenían una gran cabeza translucida que dejaba apreciar la forma del cerebro y muchas conexiones sensoriales.
La nave llegó al planeta rojo tan conocido por las personas, Marte, donde vivía aproximadamente el 30% de la población de seres humanos. La Tierra se había quedado sin recursos para abastecer a todos y tuvieron que ideárselas para mudarse a otro planeta. Los alienígenas bajaron y no vieron a nadie alrededor. Habían amartizado en un pequeño cráter en la cara opuesta en la que se encontraban las personas.
Salieron los 50 invasores e iniciaron su búsqueda de carne fresca. Pero a medida que avanzaban, se iban multiplicando en número. Su fase reproductora no tardaba más de 20 minutos y cuando llegaron a la civilización, ¡ya eran 1000!
Las fuerzas estadounidenses abrieron fuego pero sin ningún resultado destacable. Consiguieron vencer a algunos centenares pero eran demasiados y se abalanzaron sobre ellos. La mayoría de los soldados fueron degollados por las grandes zarpas. Los Pegasianos cogieron las armas y se subieron a todos los cohetes que había en la gran base. Despegaron y pusieron rumbo a La Tierra con la intención de terminar con la raza humana como ya habían hecho en Marte.
22 de Julio de 2203
La gran flota de naves se acercaba a La Tierra. Los alienígenas ya eran 100.000, y además, los heridos se habían recuperado porque podían regenerar las partes del cuerpo siempre y cuando conservaran el cerebro.
El mundo estaba llegando a su fin. Cuando las naves aterrizaron, los defensores abrieron fuego pero no tenían nada que hacer. Los invasores usaron el armamento que habían recogido y poco a poco fueron terminando con la vida de las personas.
Finalmente, a los 51 días terminaron con la vida de La Tierra. Se montaron en las naves y dejaron atrás aquel planeta azul. Esa especie superior intelectualmente había arrasado todo a su paso y ahora seguía su camino por el Universo.
Pero antes de morir, alrededor de 20 humanos consiguieron escapar sin ser vistos por el enemigo y pusieron rumbo a un nuevo sistema planetario, que repoblarían y empezarían de nuevo. Eso si conseguían no ser vistos…