La unión de distintas culturas permite vivir el Día de Todos los Santos de una forma especial. Por un lado, los niños se disfrazan en vísperas y disfrutan con el famoso “truco o trato”, cuyo origen se remonta al siglo IX cuando los cristianos europeos mendigaban de pueblo en pueblo “pasteles de difunto”, trozos de pan con pasas de uva ; por otro, las abuelas murcianas hacen los “tostones”, palomitas dulces acompañadas de anís, y esperan a que amanezca para vestir de flores el panteón familiar o el nicho que lleva todo el año descuidado; los amantes de la literatura no faltan a su cita anual para ver en el Teatro Romea la representación de la obra Don Juan Tenorio de José Zorrilla.
El abanico de posibilidades es tan amplio para festejar este día que no podíamos dejar de celebrarlo en la clase de Lengua y Literatura. Por ello, se han recopilado en esta entrada historias de terror que han sido escritas por los alumnos de Secundaria de 1º A y 1º B. Si lo que queréis es vivir una auténtica noche de Halloween, os recomiendo que las leáis.

Para facilitar la búsqueda de cada una, se han ordenado alfabéticamente por el apellido del autor. Se advierte de que las siguientes palabras pueden herir la sensibilidad del lector. Recomendamos que las leáis en familia para evitar cualquier ataque de pánico. Nosotros ya lo hemos hecho en clase.
HISTORIAS TERRORÍFICAS DE 1º A
LA LEYENDA DE LAS DOS HERMANAS
Hace no mucho tiempo hubo un grupo de siete amigos. Todos juntos fueron de vacaciones a una cabaña. Días después, Mike, Ana y María decidieron gastarle una broma a Sam. La broma fue tan brusca que este salió llorando al bosque. Vanessa, su hermana, salió corriendo tras ella.
De pronto sintieron que alguien las seguía, y se encontraron con un barranco. Al oír un ruido se resbalaron y se cayeron por él. Después sus amigas, su hermano Josh y la policía descubrieron que las dos jóvenes habían fallecido.
Años después recibieron una carta misteriosa que les indicaba que tenían que ir a la misma cabaña en la misma fecha en que murieron las dos hermanas de Josh. […]
Cuando Emily bajó al sótano vio a dos sombras gritar con desesperación «¡Nos vengaremos!». Sintió que alguien la había cogido y la estaba arrastrando hasta la Mina de Daunfield. La estaba llevando hacia el agua para ahogarla. […]
Cuenta la leyenda que los fantasmas siguen buscando a quién matar y que la noche de sus muertes salen en busca de sed de sangre. Y de Josh no se encontró nada.
Laura Alfano Montana
NOCHE DE HALLOWEEN
[…] La curiosidad nos hizo acercarnos a la casa en ruinas de al lado. A lo lejos, se oían las campanas de la medianoche, que nos hacían ver que llegaba el Día de Todos los Santos. […]
Anduvimos por un pasillo lleno de cuadros muy extraños. A pesar del miedo seguimos andando. De repente, ¡caímos del suelo! Parecía ser un sótano, ya que estaba oscuro y muy húmedo. Mi prima consiguió encontrar el interruptor de la luz. Encendió las luces y nos llevamos el mayor susto de nuestras vidas…se trataba de ¡un cadáver! […]
Corrimos lo más rápido que pudimos ya que se trataba de un asunto muy grave. El aire soplaba muy fuerte, hacía frío, mucho frío, pero seguimos corriendo para encontrar el camino de vuelta a la casa. Se escuchaban caer cosas al suelo, cuando giramos a la izquierda creí que se me había parado el corazón o que estaba soñando, ya que apareció… ¡el cadáver andando!
Nos mirábamos los unos a los otros muertos de miedo, cuando él empezó a hablar: «¡Marchaos! ¡Si no corréis y os vais, yo mismo iré a por vosotros, os cogeré y ya os imaginaréis lo que pasará después!».
Corrimos y corrimos, y, al final, encontramos la ventana por la que habíamos entrado. Saltamos y salimos de aquella casa. El susto, el miedo, todo, esa noche no se me olvidaría para el resto de mi vida.
– ¡Hala mamá! ¡Qué historia tan chula de Halloween te has inventado!.
– ¿Quién dice que me la haya inventado?
María José Andrés Benedicto
ESTÁS SOLA…
[…] Como su mamá no podía faltar al trabajo por ser su único escalón para salir adelante, decidió irse. «Elvira, voy a llamarte cada dos horas para ver cómo estás y no le abras a nadie. Cuando llegue tocaré la puerta tres veces».
Al poco rato, el teléfono sonó despertando a la niña, se levantó de la cama y corrió a coger el teléfono, impaciente por escuchar la voz de su madre: «Mamá, ¿eres tú? ¿Mamá?…». Pero nadie contestaba. […]
De pronto llamaron a la puerta «¡Toc toc!» pero no hubo una tercera vez por lo que Elvira decidió no abrir. Empezó a preocuparse y de nuevo sonó el teléfono «Estás sola…».
Elvira colgó rápidamente el teléfono y empezó a llorar, corrió hacia la puerta para ir a casa de sus vecinos para que llamaran a la policía, pero al salir encontró el cuerpo de su madre tirado en el suelo con las piernas y brazos retorcidos, como si un camión le hubiera pasado por encima. […]
Hoy, aunque han pasado diez años de aquel incidente, Elvira sigue en tratamiento en un centro psiquiátrico de España, no se sabe en cual y no se sabe dónde. Ella siempre recordará que… ¡está sola!.
Khady Dieng
LA OUIJA ESCOLAR
La profesora entró triste a clase, estaba llorando y así se pasó todo el día […] Al encender el móvil en casa, me metí en Instagram y sentí terror, toda la gente había subido una foto de un tipo raro que llevaba una capucha manchada de sangre, iba con unos vaqueros y un cuchillo ensangrentado en la mano, después de ver eso cerré la aplicación y me metí en Whatsapp, que también era terrorífico porque tenía seiscientos sesenta y seis mensajes, uno por cada contacto. Todos mis compañeros del colegio tenían como última conexión el seis del seis del seis. […]
A la mañana siguiente, mis amigos y yo nos vimos en el colegio. Había una ouija en la clase, todas las mesas estaban echadas a los lados, la ouija estaba rodeada de cinco velas; de repente nos sonó el móvil a todos, era una llamada de un grupo de Skype en la que aparecíamos todos los amigos y una persona que no sabíamos quién era. […]
Se encendió la pizarra digital y salió el tipo de Instagram hablando: «Bienvenidos, hoy vamos a jugar a un juego y estas son las reglas: Yo voy a esconder las llaves de salida en una parte del colegio, vosotros tenéis que encontrarlas. Yo estaré dando vueltas y si os veo os mataré, a no ser que huyáis u os defendáis. El juego empieza cuando toque el timbre». […]
Al mirar al frente nos encontramos una caja que contenía un vídeo: «Si estáis viendo esto es que salisteis con vida de mi juego, aquí os explico el origen de todo, antes de ponerlo debéis saber que yo soy el marido de vuestra profesora y morí anteayer en vuestra clase, mientras la esperaba ».
Miguel Durante Martínez
EL VERDADERO SIGNIFICADO DE HALLOWEEN
Era 31 de Octubre y Clara se preparaba para ir con sus amigas a pedir caramelos. Iba disfrazada de esqueleto, al igual que su amiga Carmen. De repente se oyó un chillido muy agudo y se fue la luz.
-¿Mamá? -Preguntó Clara muy asustada.
A medida que fue avanzando hacía el salón se oían más los ruidos tenebrosos. Clara miró por una ventana que daba al exterior. De pronto la ventana se rompió y un zombi logró entrar en su casa. Tras él otro y otro… Fueron persiguiéndola hasta que Clara consiguió llegar a la cocina. Allí encontró a su madre, fue a abrazarla y la notó un poco rígida. Clara se dio la vuelta para verla mejor… ¡su madre era una muñeca!
Clara se puso a llorar y acto seguido salió de su casa en busca de sus amigos. Se dirigió a la casa de Carmen y encontró la puerta abierta. Entró y vio unas sombras muy extrañas moviéndose q venían del salón. Vio a todas las personas que quería convertidas en espíritus, muñecas diabólicas y criaturas monstruosamente terroríficas.
Salió de la casa tan rápido como sus piernas se lo permitieron para ir al parque. Estaba tan asustada que se echó a llorar. Al cabo de un rato los monstruos llegaron al parque y se apoderaron del cuerpo de Clara. Sus últimas palabras fueron: Vive la vida como viene, porque solo hay una y la mía se va a acabar.
Así terminó de contar la historia la señorita de Lengua. A continuación dijo que el día de Halloween se celebra en honor a todas esas personas que ese día consiguieron una nueva vida, una vida “diferente”.
Ana Ferrer Salaberry
EL SECRETO DE LA MUÑECA
Cuando pasó un rato me asomé por la ventana y vi el columpio balancearse. Creía que era el viento, pero las hojas de los árboles no se movían, entonces decidí salir a ver por qué se movía solo, abrí la puerta y conforme me iba acercando veía que en el columpio había una niña.
-¡Qué susto me has dado! – Le dije a mi vecina Clara. […]
A la mañana siguiente mi madre me despertó y me dijo que teníamos que ir al entierro de Clara porque la había atropellado un coche hacía dos días. […]
Cuando estaba casi durmiendo noté que algo me tocaba el hombro como si me llamaran, me di la vuelta y era Lily, mi muñeca, que llevaba puestos unos guantes negros y le brillaban los ojos. Con un dedo me decía: «Ven, ven»
Me llevó al jardín y me dijo que cogiera una pala y que me pusiera a cavar y yo me puse en mitad de la noche a hacer un agujero. Estaba todo en silencio y la muñeca me miraba y me decía: «¡Más rápido!». […]
De pronto cuando metí la pala, la saqué llena de sangre. Seguí cavando y apareció una cabeza, era la de mi madre, así que me puse a llorar. Lily, de muy mal humor, me dijo que siguiera y yo temblorosa con la pala en la mano seguí cavando. En ese momento salieron más cabezas, eran las de mi padre y mis hermanos. Me puse a chillar, la muñeca se reía y yo me desmayé.
Cuando me desperté estaba acostada en mi cama, me levanté corriendo y fui a la habitación de mis padres y hermanos, estaban todos durmiendo. ¡Qué susto!, había sido todo un sueño.
Miré en el armario y la muñeca no estaba, me asomé por la ventana y estaba balanceándose en el columpio. Me miró y me guiñó un ojo y con un dedo me decía: «Ven, ven».
Vanessa García Martínez
UNA NOCHE DE HALLOWEEN
En una noche de Halloween, unos amigos se fueron a pedir chuches. No se veía nada porque estaba muy oscuro, así que dejaron muy pronto de pedirlas. Se quedaron a dormir juntos, y David, que era muy creído, dijo: «¿Sabéis que he ido a la casa de la anciana que se muró y dicen que su espíritu sigue allí?». Juan no se lo creía, así que David le hizo una proposición: «Si no te lo crees, mañana a media noche entramos».
Juan llamó a sus amigos para gastarle entre todos una broma a David. Consistía en entrar en la casa y asustarlo. A ellos les pareció bien, les encantó la idea.
Al día siguiente cuando David entró en la casa, empezó a oír ruidos raros: “TOC, TOC, TOC”.
David tenía mucho miedo. Pero de repente vio pasar a un esqueleto. Supo que era el disfraz de su amigo Pablo y se quiso vengar: gritó con todas sus fuerzas y se escondió en el sótano.
Sus amigos estaban muy asustados. No paraban de oírse puñetazos en la puerta “PUM, PUM, PUM” hasta que de pronto paró. Sus amigos se acercaron y al abrir la puerta del sótano… BUUUUUUUUU. Salieron despavoridos, corriendo. Con el pánico no se dieron cuenta de que era David.
Al día siguiente, al ver a su amigo David en la parada del autobús, se sintieron aliviados, pero estaban enfadados por el susto que les había metido. El escarmiento fue justo porque la broma la empezaron ellos.
Mariano García Sabater
TENGO MIEDO
Érase una vez un niño que tenía miedo a la oscuridad. Como todos los años, llegaba Halloween y a él le gustaba ese día en cierto modo, por las chuches y los disfraces, pero no por lo tenebroso de aquel día.
Sus amigo le invitaron a salir a jugar por la noche, y él, por no quedar mal, aceptó. […] Iban andando por la calle y empezaron a oír rugidos, salían manos andantes por los suelos, zombis por los contenedores, y los niños estaban asustados. A pesar del miedo, se enfrentaron a aquellos zombis malditos y a todos los monstruos.
De pronto oyeron una cosa rara. ¡Los zombis estaban riéndose! Y de pronto, dentro de ellos, vieron una mano humana. ¡ Todo aquello había sido un montaje de los niños abusones del pueblo! Al final tuvieron que pedir perdón diciendo que todo había sido una broma.
“A pesar de que todo había sido una broma, el misterio de Halloween siempre estará ahí”.
Esteban Gómez Gálvez
LA MANSIÓN LOIS
Tras largas y abundantes conversaciones, el feliz matrimonio decidió acudir a una empresa de adopciones donde conocieron a la señora Frisbi, quien les propuso una adopción especial, tres hermanos huérfanos que habían perdido a sus padres en extrañas circunstancias. Solo había una condición, los padres que adoptasen a los niños debían trasladarse a la casa de los mismos, la vieja mansión Lois. […]
Vicente gritaba trastornado al ver al muchacho tendido sin vida muy pálido en el suelo. La alegría del joven matrimonio se había disipado por completo, no llevaban ni dos días en su nuevo hogar y ya habían perdido a uno de los chicos. […]
Maite se levantó rápidamente y descalza cruzó el largo pasillo que la separaba del dormitorio de la niña. Cuando llegó se encontró con una escena que alteraría el resto de su vida. En el suelo se hallaba el cuerpo sin vida de su querido esposo rodeado de un mar de sangre y junto a él, la presencia de Úrsula con un cuchillo ensangrentado en su mano. La joven lo había asesinado. De nuevo la fatalidad había acudido a la maldita mansión Lois. […]
Pasaron diez años, la señora Frisbi leía el periódico: «Otro terrible suceso ha ocurrido en la vieja mansión Lois. La señora de la casa, Maite Rubio Calasanz, ha sido hallada muerta en su dormitorio. Maite que vivía desde hacía diez años en aquella casa y donde perdió a su marido en extrañas circunstancias, había permanecido allí con la única superviviente de la antigua familia Lois, la pequeña Verónica. Maite había dado a luz a un pequeño varón el seis de junio, hace apenas un mes. Por otro lado, la hermana mayor de Verónica ha sido hoy dada de alta en el centro de salud mental donde se encontraba desde hacía diez años y la joven volverá a la mansión donde se hará cargo de sus dos hermanos pequeños». […]
Verónica acercó el biberón a Nícolas quien, ansioso, se bebía la sangre de la señora Frisbi.
-Úrsula no puede oírte, ni hablarte. ¿No querías saber? Pues lo vivirás en primera persona. Yo fui quien asesinó a mis padres, a Charli y a Vicente. Necesitaba a Maite para engendrar al bebé de Satanás y cuando Nícolas vino al mundo también tuve que matarla.
María Lapaz Toledo
UNA NOCHE TERRORÍFICA
[…] Por fin volvió la luz, entró en el salón y no había absolutamente nadie. Jaime regresó a su dormitorio, se acostó en su cama e intentó dormir. Cuando ya empezaba a coger el sueño, comenzó a oír el goteo de un grifo repetidamente.
De nuevo se levantó, fue hacia el baño y al llegar cerró fuertemente el grifo. Entonces unos pasos se aproximaban hacia él por el pasillo. Volvió a sentir un terror enorme y decidió esconderse tras la cortina de la ducha.
Cuando más aterrorizado estaba, vio una silueta idéntica a la de una enorme muñeca con un gran cuchillo en la mano. Al ir a correr la cortina, la muñeca vio al perro de Jaime y salió tras él. […]
Una vez más, Jaime volvió a su habitación, se acostó y cuando más tranquilo estaba, la muñeca apareció, lo cogió por los pies fuertemente y lo arrastró debajo de su cama.
El terror volvió a invadir el mundo de Jaime que en esos momentos no podía ya ni gritar. Un sudor frío y un repentino escalofrío recorría todo su cuerpo. No encontraba la forma de soltarse de la fuerza que realizaban las manos de la muñeca sobre sus tobillos, volviéndose su sensación terroríficamente insoportable al ver que también se unía el payaso, haciendo que su resistencia a la fuerza que ambos producían sobre él, fuera totalmente inútil.
– ¡Jaime! ¡Jaime! Por favor despierta, estás temblando, deja de gritar… – Le decía su madre repetidamente mientras este balbuceaba y temblaba entre las sábanas de su cama. […]
Las historias de terror compartidas la tarde anterior con sus amigos y compañeros habían aterrorizado la mente de Jaime, tardará bastante tiempo en olvidar esta noche de Halloween.
Javier López Ballesta
LA NIÑA DE LOS OJOS MISTERIOSOS
Érase una vez una familia llamada “Los Greechs”, formada por cinco miembros. Se tuvieron que mudar, así que eligieron una casa cerca del bosque. Sushi, la hija de en medio, estaba asustada porque el vendedor decía que en la casa, antiguamente vivían dos ancianas que hacían brujerías y que un día llegaron a quemar el bosque. […]
Sushi se despertó a las 4.31 am escuchando voces que decían: «Ven hacia mí, estarás junto a las cenizas». […] Sintió algo extraño en la casa; mientras estaba mirando hacia la pared vio una figura negra y oscura con los brazos largos y con unas uñas impresionantes. […]
Durmiendo la siesta, Mario, el hijo mayor, sintió algo fuerte que le tiraba del pie, luego le arañaban en la mano y le susurraban. El experto en exorcismo se enfrentó contra él y pronunció unas palabras para que se fuese, aunque no era tan fácil. […]
De repente los ojos de Sushi se iluminaron y dejó ciego al monstruo, que pudo ser capturado. A partir de ese día las cosas eran diferentes y más tranquilas. Sushi aprendió que sus ojos eran verdaderamente importantes y que los necesitaba.
Irene López Cascales
UN HALLOWEEN TERRORÍFICO
[…] De pronto el autobús dio un giro brusco, se había pinchado una rueda, el conductor no pudo controlarlo y se salió de la carretera cayendo a un lago. […] Faltaba David, no encontraron su cuerpo en el río y lo dieron por muerto.
Al año siguiente se celebraba la fiesta de Halloween. La mayoría de los niños que viajaban en el autobús no quisieron celebrarla por respeto a David, pero un grupo de niños, que eran los que se reían de él en el autobús, decidieron celebrarla en la casa de uno de ellos.
Todos llevaban unos disfraces muy chulos, pero de repente se dieron cuenta de que había un niño con una máscara terrorífica que les estaba mirando fijamente desde la calle. Al principio se asustaron mucho pero el niño de la máscara se dio la vuelta y se fue calle abajo, así que los chicos no le dieron mucha importancia y siguieron con la fiesta.
Pasado un buen rato sonó el timbre de la puerta de casa. De pronto se paró la música, se dirigieron hacia la puerta y cuando la abrieron se encontraron a aquel niño con la máscara terrorífica que les había estado observando por la ventana. Le preguntaron que quién era pero él no decía nada, entonces sacó un cuchillo… lo habían reconocido, era David.
El espectro fue matando a todos los niños que se habían estado riendo de él. Después abrió la puerta de la casa y se fue calle abajo.
Horas después llegó la policía y se dieron cuenta de que los fallecidos tenían la misma cicatriz que tenía David en la cara. No se volvió a saber nada más del niño de la máscara terrorífica.
Pedro López Gris
LA MANSIÓN
[…] Por la noche, se despertaron con unos gritos extraños que provenían del desván. Subieron con mucha cautela para averiguar qué sucedía. Nada más entrar, vieron a un espectro que estaba acuchillando a otro. Este segundo se parecía mucho a mi tatarabuelo. Vimos que había más cuerpos acuchillados en el desván. Se trataba del resto de descendientes de nuestro tatarabuelo que habían ido heredando la mansión.
Nos fijamos que en una viga de madera había unos símbolos muy extraños. Seguidamente oímos ruidos en la planta inferior, y bajamos a ver qué sucedía. Era el espectro que estaba rompiendo el suelo de madera, parecía que buscaba algo.
Dedujimos que este espectro fue un atracador que hace 140 años mató a mi tatarabuelo en su casa, y posteriormente, asesinó a los descendientes porque buscaba el tesoro de la leyenda que contaba mi familia. […]
Acordamos darle el tesoro porque si nos lo quedábamos, siempre intentaría matarnos. […] Pudimos hacer palanca en un travesaño de madera de la pared, y efectivamente, había un cofre cerrado con una llave. Se lo llevamos al espíritu y abandonó la casa. Los espíritus de nuestros antecesores también habían desaparecido.
Samuel Marco Navarro
LOS NIÑOS Y LA CASA ENCANTADA
Había una vez tres niños que estaban en el colegio y uno dijo: «¿Sabéis que en la casa que se quemó dicen que hay fantasmas y espíritus?». […] Otro propuso ir aquella noche a la casa encantada a ver si había fantasmas.
– Yo no voy, eso me da miedo, sobre todo por la noche. Tendré pesadillas. – Dijo el miedica.
Llegó la noche y los niños quedaron en el parque que estaba al lado de la casa. Fueron caminando hacia allí. Cuando entraron se cerró la puerta muy fuerte y se asustaron mucho. El miedica decía que se quería ir y el atrevido lo tranquilizaba diciéndole que eso no era nada, que tenían que seguir explorando.
Entraron en una habitación y se cerraron las puertas y ventanas de forma brusca y gritaron: «¡Vámonos, salgamos de aquí cagando leches!». Pero no podían salir.
Apareció una mano en el armario y una voz que les decía que no podrían salir jamás, al mismo tiempo que se reía. Ellos, aterrorizados, estaban intentando salir pero no podían y se desmayaron.
Al día siguiente la policía no encontró a los niños, ni dentro ni alrededor de la casa, los dieron por desaparecidos.
Isabel María Martínez Hernández
EL MAL INVISIBLE
Era una noche de Halloween, un niño llamado Roberto iba paseando por la calle cuando de repente vio una casa muy vieja y muy rara. […] Roberto entró y vio en un pasillo grande y largo que los cuadros giraban y se movían. Al final del pasillo vio a un hombre, fue hacia él para preguntarle por qué en esa casa habitaba el mal según contaba la gente, pero cuando ya estaba cerca ya no había nadie, entonces se dio cuenta de que era el mismo que aparecía en los retratos. […]
Roberto se encontró con una puerta en la que ponía “Peligro, no pasar” pero a él le dio igual y entró. Allí dentro se encontró con otro hombre que llevaba siete años secuestrado por un mal invisible.
Entre los dos, idearon un plan para escaparse. Roberto le dijo al señor que cómo sabía que había un mal invisible, y este le contestó: «No lo sé, pero pronto se sabrá».
Estaban ya preparados para poner en marcha el plan. Salieron de la habitación silenciosamente y bajaron las escaleras, mientras lo hacían, vieron que había un esqueleto, lo esquivaron y se escaparon de la casa.
Álvaro Martínez López
EL MISTERIO DE ZANAHORIO
Hace mucho tiempo había una persona algo misteriosa, nunca salía a la calle, era muy rara. Nadie sabía nada sobre ella.
Un día, un desafortunado chaval, estaba jugando con sus amigos a la pelota y se coló en su jardín, el chico se atrevió a llamar a la puerta para recuperar la pelota.
– Por favor señora, ¿podría darme el balón?
– Claro niño, pasa.
– Vale.
Tenía una casa muy rara, como si hubieran pasado quinientos años, llena de telarañas, ratones y una gran oscuridad por toda la casa. De pronto vio una cosa muy extraña y decidió huir.
– ¿Pero qué haces niño? Aún no has visto lo mejor.
– ¡Déjame!¡Déjame!
– No te recomiendo correr chaval.
Se cerraron las ventanas, a las paredes les salía sangre en forma de letras que decían: “Si has entrado nunca saldrás”.
El niño decidió romper los cristales para poder salir. De repente todo se había vuelto oscuro, no había nadie, estaba todo vacío y entonces toda la calle volvió a la realidad.
«Pero ¿qu… qué ha pasado? ¿Qué era eso del jardín? Era como… no sé, no lo puedo ni describir, solo sé que estaba cubierto de una capa de oscuridad y sangre»
– ¡Eh! ¡Zanahorio! ¿Qué ha pasado?¿Por qué no tienes el balón?
– N… no sé, me siento mal, me iré a casa.
Decidió ir a dormir y mientras dormía, oía constantemente un ruido molesto que decía “Aún no has visto lo mejor”.
Se despertó y vio una silueta, era la de la mujer misteriosa, y recordó que le dijo su nombre, se llamaba Ruperta. Buscó rápidamente el significado del nombre en internet y significaba: “Mujer misteriosa que piensa en brujería y con toque psicópata”.
Desde entonces, cada vez que estaba en sitios oscuros veía la silueta de la mujer extraña.
Álvaro Martínez Moreno
LOS ESPECTROS
Cuenta una antigua leyenda que una familia llamada los Ponce, se mudaron a una casa muy antigua en la que otra había muerto, los Martínez. Estos se habían quedado atrapados en aquella casa maldita.
Laura, la madre, se la habían encontrado ahorcada en el árbol del patio que había enfrente de la casa; su marido Antonio murió por suicidio, se había clavado un cuchillo en la cabeza; la hija Yolanda la encontraron ahogada en el río misteriosamente.
Pero sus espíritu seguían encerrados en esa casa maldita y todas las noches los espectros salían a asustar a los Ponce. Ellos querían irse pero eso ya no importaba porque los Martínez les seguirían fueran a donde fueran. Padecían la maldición: no podían dormir porque si cerraban los ojos morirían.
José María Navarro Panalés
VATICINIOS
Aquel 31 de octubre llamado Día de los muertos, tenía doce años cuando mis amigos y yo decidimos ir al cementerio a medianoche.
Ya casi era la hora y al entrar vimos que estaba oscuro y vacío, pero había algo terrorífico: lápidas enfiladas en las que ponían nuestros nombres y día de la muerte, 31.10.09. Al ver semejante cosa y al escuchar un fuerte ruido, salimos corriendo y encontramos la puerta cerrada con candado. Decidimos saltar, sin embargo al mirar atrás me quedé pálido porque vi a uno de mis amigos elevado en el aire como si alguien lo mantuviera en peso.
Me nublé y me caí al suelo, despertando al día siguiente en el hospital. Cuando pregunté por mi amigo me dijeron que había muerto de infarto a causa del miedo. No puedo quitar de mi mente a mi amigo y la fecha que ponía en la lápida.
Daniel Ángel Ortigosa García
IMAGEN ZOMBIS
UNA NOCHE DE ZOMBIS
Y allí estaba yo, cogido de la mano de mi hermano, en medio de toda esa muchedumbre corriendo de un lado a otro, gente que se mezclaba con millares de zombis que no eran los típicos de las películas de Halloween. Estos estaban más estimulados, tenían el triple de fuerza , eran más ágiles y sus sentidos estaban mucho más desarrollados. […]
Oí un ruido extraño. Pensé que era un zombi por lo que llamé a mi hermano. Tras mi aviso, vino corriendo e investigamos de dónde venía. Descubrimos que procedía de debajo de un montón de madera y cristal, nos acercamos lentamente y de golpe apareció un gato sucio y asustado. […]
No estábamos solos, vimos a un grupo de unos cinco zombis pasar por delante de nosotros y gracias a nuestro silencio no les servimos de comida. […] Nos escondimos en una nave industrial, y los despistamos. Aquel era un lugar muy extraño, había muchos escondrijos. Encontramos un sótano muy siniestro al que no bajamos por si había algún zombi.
Salimos de esa nave […] y en la puerta había un zombi que en cuanto nos vio nos empezó a perseguir. Mi hermano se metió en un callejón muy oscuro pensando que tenía salida pero no era así, el zombi se abalanzó sobre mí y mi hermano se interpuso para que no me pasara nada. Acabó mordiéndole…
Allí estábamos ahora, dos zombis y yo. Pensé que aquí se acabaría mi vida. El zombi decididamente se me abalanzó y… me desperté en mi cama. En ese momento mi habitación era el mejor lugar del mundo.
Paula Ortín Martínez
LA CASA ENCANTADA
Una noche de Halloween, dos amigos, Frank y Juan, fueron a una casa abandonada. La casa por fuera estaba descuidada y sucia, miraron por la ventana y por dentro era todo lo contrario. Frank entró y Juan sin pensarlo lo siguió. Se acercaron a la entrada y la puerta se abrió sola, se asustaron pero entraron. […]
Giraron hacia la izquierda y entraron al salón, donde había una televisión que se encendía sol. Salieron de allí y fueron al baño que tenía una ventana. Se acercaron y dijeron de salir por allí. Frank ayudó a Juan a subir pero cuando iba a salir, algo lo tiró hacia atrás y la ventana se cerró.
Del miedo, subieron las escaleras y pasaron corriendo por una estancia en la que había una cama. Vieron algo o a alguien y se detuvieron , dieron la vuelta, se asomaron a la habitación pero ya no había nadie.
Aparecieron unas calabazas flotando, intentaron huir de ellas y se encerraron en la cocina. Estaba todo muy limpio y olía como si acabaran de cocinar. Había una radio que se acababa de encender y no paraba de cambiar de emisora.
Vieron una ventana, cogieron una sartén y la rompieron. Salieron de la casa, llamaron a la policía y cuando iba a llegar, Juan se despertó. Todo había sido un sueño, bueno, mejor dicho, una pesadilla.
José Javier Pina Nicolás
HALLOWEEN
Cuando yo era pequeño, en la noche de Halloween me ocurrió algo paranormal. Estaba con Pedro en el campo de fútbol y las luces se encendieron solas, los contenedores se movían y se veían sombras detrás.
Pedro me dijo: «Vete a mirar si hay algo». Fui y no había nada, se lo dije y no se lo creyó, así que fue él y lo comprobó. Le pareció extraño, volvimos la cabeza y de nuevo se movían.
Llamamos a unos amigos para contarles lo que pasaba. A Alex le pareció muy extraño. Pedro propuso ir detrás de los contenedores sigilosamente y a nosotros nos pareció buena idea.
Estando detrás de los contenedores, oíamos voces y muy asustados salimos corriendo.
¿Qué pasará este año? ¡Feliz Halloween!
Álvaro Sánchez de la Torre
HISTORIA TERRORÍFICA DE HALLOWEEN
[…] Ya era de noche y la niña iba a llamar a la puerta de sus amigos para ir a pedir caramelos. Se desviaron un poco y se fueron a una cueva tenebrosa. Eran cinco amigos: Carla, Abraham, Sergio, Victoria y Mariana, la más miedosa de todos, superaba a Carla. Entraron a la cueva y Carla empezó a oír algo raro: «Chicos, vámonos de aquí». «¿Por qué Carla? ¿Es que tienes miedo?», preguntó Sergio. Carla le dijo que no, pero estaba escuchando voces extrañas. Mariana también las escuchaba. Abraham y Victoria se empezaron a reír de ellas: «Qué miedicas… sois unas miedicas». Pero ellas afirmaban que no eran miedicas, pero que escuchaban algo. Sergio las tranquilizó diciendo que serían ruidos de la cueva y a continuación Abraham también los empezó a oír.
De repente…
– ¡Ah chicos! ¡Venga que os pillan! ¡Son zombis!»
– Ya, ya sabemos que son zombis pero van muy rápido.
– ¡Vampiros! ¡Corred chicos que os pillan! ¡Pasad por donde quepáis!¡Vamos que no os da tiempo!.
Lograron escapar y se fueron todos a la casa de Mariana, aunque ya no tenían casi caramelos. ¡Menos mal que Carla había guardado cinco! Tocaron uno cada uno. Aun así se lo habían pasado bien disfrazados: Carla de hada, Mariana de calabaza, Victoria de duende, Abraham de zombi y Sergio de lobo.
Marta Sánchez García
LOS ZOMBIS DE HALLOWEEN
Hace unos años, había un grupo de personas que robaba niños. Justo el día antes de Halloween, a las 00.00, se los llevaban y los entregaban por la mañana para inyectarles una sustancia de zombis. […]
Llegó la noche y Lucía y sus amigas quedaron a las ocho para ir a por caramelos. Cuando llamaron a la séptima casa nadie habría. De repente se abrió la puerta a la mitad y decidieron entrar. Estaba todo oscuro y escucharon un ruido de un gato maullando, así que decidieron salir. Lo hicieron rápidamente pero la puerta ya estaba cerrada. Todas gritaban y lloraban, en ese instante salió un hombre alto, delgado y con la piel verde que les preguntó: «¿No sabíais que esta es la casa encantada? ¿No habéis escuchado que quien entra en esta casa no sale? Vosotras os quedaréis aquí en la jaula para servir de cebo a los zombis».
Empezaron a salir muchos zombis feos, bajos y verdes y al escuchar el timbre de la casa dijeron: « ¡Agggghhhh! Vamos a por los siguientes». El hombre se fue a abrir a los nuevos visitantes mientras que las chicas se intentaban tranquilizar e idear un plan. […]
– Mirad lo que tiene el zombi de en medio, ¡la llave de la jaula!. – Dijo Ana. […] La cogimos, abrimos la puerta y corrimos hasta una parte que daba al jardín. Salimos de la casa llorando de felicidad y nos fuimos a la nuestra.
Celina Schalk
EL ESPANTAPÁJAROS VIVO
[…] Cuando despertaron, el espantapájaros estaba sentado en una silla al lado de la mujer, pero ella pensó que su marido le había gastado una broma y lo llevó al huerto. Ese día pasaron cosas muy extrañas, no había animales, las hojas de los árboles se habían secado y los frutos desaparecieron como si nada. […] Por la noche fue aún más raro. No consiguieron dormirse porque no paraban de escucharse sonidos extraños.
A las ocho de la mañana, hora del amanecer, no salió el sol. Los dos estaban cansados, pues llevaban toda la noche despiertos, y decidieron dormir, pero haciendo guardia. […] Por la ventana se veía el huerto, y el espantapájaros no estaba, se levantó a cerrar la cortina y cuando se dio la vuelta el espantapájaros estaba en la ventana de detrás.
Se escuchó una piedra romperse, un árbol caer, hasta un pájaro muerto que descendió del tejado pasando por la ventana. El marido que estaba hambriento, fue a hacerse un bocadillo, pero no había cuchillos. Se dio la vuelta y vio una foto de él con los cuchillos clavados. Al regresar a la habitación, la mesa se había llenado de velas rojas.
A la una de la tarde aún no había salido el sol. A las dos, la mujer despertó y el hombre no estaba. […] Ella salió a por un poco de fruta y no encontró nada. Cuando volvió el espantapájaros estaba en la cama y el hombre no. El espantapájaros le dijo con la voz de su marido: «¡Te quiero!».
Raquel Torres Guillén
LA MUÑECA MISTERIOSA
[…] Se fueron a la tienda y vio muchos juguetes pero el que más le llamó la atención fue la muñeca Nenuco peluquería. Le gustó tanto que le dijo a su madre que se la regalara para su cumpleaños.
Cuando llegó la noche, la niña se durmió pero notaba algo raro, como si la estuvieran observando. Mientras cerraba los ojos, se fijó que la estaba mirando la muñeca, los abrió para pillarla pero Nenuco de golpe cerró los suyos. Luna extrañada miró a la muñeca y le preguntó que por qué la miraba.
La muñeca se levantó lentamente de la cuna y se rió temerosamente. Luna asustada le pidió que no le hiciera daño. Intentó salir corriendo y escapar de la habitación, corrió pero la muñeca la cogió del pie con fuerza y no podía escapar. Le dio una patada y consiguió soltarse. Corrió hasta la puerta de la buhardilla hasta que consiguió llegar y cerrarla, bloqueándola con una silla. […]
Luna se llevó a sus padres a la habitación. Cuando llegaron a la puerta se oía cómo la muñeca empujaba y cómo se reía diabólicamente. Entonces la abrieron con cuidado y la cogieron con fuerza entre los tres y le dieron al botón de Off. La rompieron con un martillo, la echaron al contenedor, y con aceite la quemaron.
Desde ese día la muñeca estaba rota, ¿o puede que no?
Merche Velasco Pina
HISTORIAS TERRORÍFICAS DE 1º B
LA TORTUGA RESCATADA
Hace un año, mi familia y yo nos fuimos a pasar unas semanas en el barco de mi padre. […]
Buceando, nos encontramos a una tortuga moribunda. La subimos al barco y le dimos de comer y de beber. […]
Por la noche, oímos un grito y fuimos a ver qué era. No vimos nada, hasta que nos dimos cuenta de que mi madre no estaba. Al día siguiente, descubrimos que estaba atada en lo alto del mástil. Cuando la bajamos tenía mucho miedo y nos decía que había sido la tortuga. […]
Después fue mi padre el que estaba en la misma situación, y al rescatarlo nos decía que había sido la tortuga. […]
La tortuga estaba en la proa del barco y empezó a transformarse, se hizo gigante y le salieron patas, pinchos en el caparazón y cuernos en la cabeza. […]
Llamamos a los militares para que acabaran con aquel monstruo. Tardaron dos horas en llegar y la tortuga estaba a punto de comerse a mi padre. Los soldados estuvieron luchando contra ella y sobrevivieron muy pocos pero consiguieron matarla. No volvimos allí nunca más.
Adrián Cutillas Bohajar
LA CASA ENCANTADA DEL HOMBRE AHORCADO
Anteriormente vivía en aquella mansión encantada un señor que había muerto ahorcado en un árbol. Después, como el hombre no tenía hijos, pujaron la casa en una subasta y se la llevó un hombre que tenía dos, un chico y una chica. Se trasladaron a aquella casa. […]
Al siguiente día, los niños estaban en sus habitaciones. La niña que se llamaba Lara estaba hablando con sus amigos imaginarios y les preguntaba que por qué estaban llorando sangre. Ellos le decían que era porque querían ir hacia la luz pero no podían hacerlo sin alguien que les acompañara. […]
La presencia de un hombre que señalaba a la pared decía: « Ella fue la que me quitó todo, hasta la vida». Se refería a una mujer que había allí vestida de negro y que tenía una capucha. Se le veía un poco su cara estirada y verde. […]
La madre hizo un agujero en la pared porque vio que su hija Lara estaba ahí […] Pero de repente salió la mujer de negro y cogió a la niña arrastrándola por toda la pared. La madre fue a por su niña pero la mujer de negro le pegó una patada y le chupó la sangre. […]
El exorcista al que habían contratado se ofreció para ser él que se dirigiera a la luz. Y se lo llevó. La familia se lo agradeció porque había dado su vida para salvarlos a ellos.
Marta Franco Micol
EL CABALLERO DEGOLLADO
– ¡Vamos al ataque! – Dijo el general.
En esos momentos el general desde el caballo fue degollado.
Doscientos años después
En la actualidad, cientos de personas empezaron a ver a un caballero sin cabeza. […]
Aquella mañana, sentado en el callejón fumándome el cuarto cigarrillo, oí una voz, me asomé aterrorizado y vi a aquel fantasma decapitado. Corrí como si no hubiera un mañana y tocaba de puerta en puerta, pero nadie salía. Parecía un barrio muerto, así que cogí todas las fuerzas que no tenía y continué hasta que salió alguien a socorrerme. Cuando vio aquella estampa terrorífica huyó a su casa y yo seguí corriendo […]
José Miguel Gómez Zuleta

EL CEMENTERIO ENCANTADO
[…] En lugar de reunirnos en el parque donde siempre quedábamos, esta vez habíamos decidido vernos en el cementerio del pueblo. Todos estábamos nerviosos pero intentábamos que no se notara mucho. […]
Alejandra empezó a contar una leyenda muy antigua que había escuchado sobre el cementerio: «Se dice que aquí fueron enterradas tres brujas hace ya muchos años, y que a partir de ese momento, todos los años, en la noche de las brujas, sus almas salen de sus tumbas para asustar a aquellas personas que no creen en ellas».
De una forma muy extraña, Alejandra dejó de hablar por lo que todos habíamos oído. […] La linterna cayó al suelo apagándose de golpe y el viento comenzó a soplar. La luna se veía más grande y tenebrosa que nunca. De las tumbas parecían salir flotando extrañas y fantasmales figuras, tres para ser exacto. ¡Nunca se había visto nada igual!. Una risa estremecedora se escuchó por todo el cementerio. […]
Por fin logramos reaccionar y salimos corriendo de aquel espantoso lugar. Regresamos a casa sin mirar atrás y sin apenas pestañear o decir alguna palabra.
Alicia Jiménez Gracia
OTOÑO…
El verano se fue, las hojas caen de los árboles para morir en el suelo…otoño. […] Todos los años Ernesto compraba lechones para engordarlos dentro de su casa, en una cuadra que había hecho en una habitación dentro del viejo cementerio donde vivía, ya sabéis: estatuas, panteones, cruces, flores y silencio.
Al anochecer Ernesto cogió un mazo y se encaminó a la última casa de Pepe, su tumba. Rompió el nicho y el ataúd, sacó a Pepe y se lo llevó a casa, lo dejó en el suelo, y con un cuchillo de carnicero lo troceó. Dio de comer a los cerdos y guardó los mejores trozos para él, como hacía siempre…
Pasaron unos días y falleció otro vecino, en esta ocasión una mujer de doscientos kilos de carne […] Pasaron más días y fallecieron tres personas por un accidente de coche: Fidel, Ramón y Susana. […] Se los llevó a la casa arrastrando los cadáveres por el suelo. Los partió en pedazos y se los dio de comer a los cerdos, lo que sobró se lo comió él.
Pasó una semana y hubo un incendio y una mujer llamada Carmen falleció… Ernesto soñó…que se casaba con Carmen, un dulce sueño, pero algo lo despertó ,un gruñido…un dolor de cerrarse dientes en su cuello , abrió los ojos y vio a sus cerdos devorándolo, esta vez no tendría que romper ningún nicho para darles de comer. Para Ernesto este sería su último otoño y también su última pulmonía.
Sebastián López Martínez
EL NIÑO DE LAS SOMBRAS
Había una vez un niño marginado que sufría bullying. Los niños le pegaban e insultaban hasta que un día decidió suicidarse. La muerte del chico no sirvió para hacer reflexionar a los demás ya que pisaron su tumba. El mayor de los abusones le robó gasolina a su padre y la utilizó para quemarla.
La madre del joven suicidado llamó […] a su marido que cogió una pistola para matar a los cuatro chicos. De repente empezaron a producirse asesinatos sin sentido, las víctimas sufrían una muerte muy dolorosa: se elevaban hasta el techo y escupían las tripas y los riñones.
La policía encontró una foto y al escanearla apareció la cosa más horrenda que pudieran haber vito en su vida: un niño vestido de negro con un pantalón y devorando a sus víctimas. Era muy raro para ellos ya que nunca habían visto algo tan violento. Así que decidieron llamar a unos detectives especializados en cadáveres. Estos vieron que no había muestra de ADN en el pelo, por lo cual no sabían el motivo de la muerte.
Se repitió otro caso exactamente igual, el de un padre cuyo hijo había sido maltratado y que al parecer ahora su espíritu iba matando a la gente.
Miguel Ángel López Vicente
LA CURVA DEL TERROR
En la noche de Halloween vagaba un grupo de niños llamados los CB Kings por el pueblo. […] Decidieron comprar huevos y rollos de papel. Cuando llegó el 31 de octubre fueron a tirarlos contra las ventanas y casas del vecindario. El problema vino cuando los lanzaron a la vivienda equivocada, conocida como “El terror de los niños”.
El dueño, Joon Mcdondd, era un terrible asesino en serie que llevaba muchos años escondido en California. […] Hizo captura de las caras de los niños que salían en las cámaras de seguridad y por la noche los secuestró uno por uno.
Cuando consiguió dormirlos a todos con cloroformo, los encerró en el sótano. Al despertar, Joon les hizo fregar todos los huevos y restos de papel, y si alguno se negaba, sería torturado hasta la muerte. […]
Al final, ninguno pudo evitar quejarse y Joon los tuvo que matar, los cargó en una furgoneta y los tiró en una cuneta.
Cuenta la leyenda que cada vez que alguien pasa en coche, las almas tiran huevos a los coches, provocando accidentes.
Pablo Moreno Bernad
IMAGEN VAMPIRO
EL PEQUEÑO VAMPIRO
[…] Cuando Pablo se quedó dormido, un vampiro le chupó la sangre y lo convirtió también en vampiro.
Un día, Ana, su hermano y su amigo Manuel, paseando por la calle se encontraron una casa de color negro. […] Manuel dijo que a él no le daba miedo y Ana les animó a entrar. […]
Encendieron las luces y la casa era muy grande. Los muebles estaban muy viejos y los niños se fueron al comedor donde había varias velas encendidas y una mesa muy larga. Cuando se sentaron apareció Pablo y se presentó. […]
Pablo les enseñó todos los rincones de la casa, pero había un lugar que no les había mostrado: la habitación de su hermano mayor Mike […] justo donde el vampiro había mordido a Pablo.
Cuando intentaron salir de la casa se encontraron con un ser horroroso y terrorífico, era el vampiro de Houston Villa. Pablo pidió ayuda a sus amigos vampiros para que se los llevaran de la casa de la muerte. Pablo por esa acción se convirtió de nuevo en un niño humano y todos fueron felices.
María del Carmen Murcia Gelabert
LA MUÑECA SIN CABEZA
Había una vez una niña que tenía una muñeca que se llamaba María. Iba con ella a todas partes: al parque, al colegio…hasta dormía con ella.
Una noche la pequeña no podía dormir y vio como la muñeca se movía, aunque creyó que era su imaginación.
Pasó una semana y de nuevo no se podía dormir porque la muñeca se volvía a mover. Se levantó con mucho miedo y se lo dijo a sus padres. Estos no vieron nada y la tomaron por mentirosa. […]
La chica se hizo amiga de la muñeca. Ahora , cada vez que están a solas, la muñeca se mueve de una forma muy extraña y sus padres se han dado cuenta de que cobra vida de una forma muy tenebrosa.
Un día vio a la muñeca coger su cabeza y arrancársela. En ese instante, la muñeca falleció. A la niña le dio mucha pena y a sus padres también, y más al verla con la cabeza arrancada.
Kevin Nicolás Serrano
EL CASTILLO ENCANTADO
La puerta era grande y estaba entreabierta, entraron sigilosamente, encendieron las linternas, todo estaba lleno de polvo.
De pronto la puerta se cerró sola, los tres amigos se encogieron y el susto les paralizó. […] Había muchas telarañas y oían susurros a cada paso que daban […] Los chicos corrieron pero no encontraban salida, hasta que apareció una bruja desdeñada, sin dientes y con una red los atrapó.
Los niños no se rendían y cuando llegó la noche y la bruja se ausentó por un momento, ellos con su ingenio se soltaron y salieron corriendo atravesando pasillos muy oscuros, encontrándose zombies ensangrentados, pero aun así siguieron corriendo, gritaban y cuando por fin vieron una pequeña ventana con una luz encendida, pensando que era su salvación, ¡plaff!, apareció la bruja delante de ellos.
Marta que era muy presumida y siempre llevaba un frasco de perfume encima, lo sacó y sin pensarlo dos veces, rápidamente lo echó en el ojo de la bruja. Esta empezó a gritar y a maldecir y como no veía nada, los niños rompieron la ventana y pudieron salir fuera. […]
Esa noche no pudieron dormir y a la mañana siguiente, antes de ir al colegio, volvieron a ir al castillo pero este ya no estaba, había desaparecido. Según una antigua leyenda solo se podía ver la noche de Halloween.
Así que los chicos, muy valientes, esperaron otro año para repetir la apasionante aventura.
Jose Antonio Pérez Hernández
Alberto dice
Muy bien , nos habeis puesto los pelos de punta