¡Vaya que si rueda! y, además, a quinta marcha. Ya estamos en pre-evaluación casi sin darnos cuenta. ¿Ya? Pues sí. Para nuestros alumnos no cabe despistarse. No cabe el “me tengo que poner”. Estás tardando, como diría aquel. Parece que fue ayer cuando colocábamos las últimas piedras del curso 2015/2016 y mira, ya afrontamos casi la recta final del primer trimestre del presente.
El comienzo de cada curso suele ser trepidante. Los días corren que vuelan con muchos frentes por encauzar. Alumnos más o menos desorientados, adaptándose a su clase, no parecen terminar de hacerse cargo de su nueva situación. Finalmente lo logramos, y conseguimos que no confundan el sitio donde deben dirigirse. Preguntas y más preguntas. Yo que hago, dónde voy, dónde me pongo…
También los profesores, “haciéndose” con los nombres de “los nuevos” y repitiendo por enésima vez: ¿quién era el delegado en esta clase?, recurren a su carpeta para confirmar si era 3º o 4º la siguiente clase.
Ajustando los desajustes, ordenando, encajando piezas. Auténticos encajes de bolillos para que la maquinaria, responda durante todo el curso al nivel que lo hace siempre y que esperan las familias.
Ya está. El torrente sanguíneo de nuestro cole fluye y lo hace con total normalidad. Detrás trabajo, organización, dirección.
Por delante, antes de que nos demos cuenta, será otro momento en el curso el que nos llene de quehaceres. Actividades previstas, salidas culturales, jornadas, convivencias, fiestas, excursiones…un sin fin de proyectos que nuestros profesores programan y perfilan.
Apasiona el reto. ¿Objetivo? mejorar. ¿Lo primero?, nuestros alumnos. En eso estamos.
Pascual Tomás. Profesor de Matemáticas 2º y 3º ESO.