Regresamos con nuestro ciclo de cuentos de terror. En esta ocasión, Juan José Peláez Gaona, de 3ºB de E.S.O., nos ofrece una versión del mito del Minotauro, aquel hombre-toro que vivía recluido en un laberinto diseñado por Dédalo, pero, si bien este Toro de Minos murió a manos de Teseo, el de Juanjo se salvará gracias a alguien… También podemos recordar que Jorge Luis Borges encerró a Asterión, su minotauro, en una casa: el minotauro de Juanjo, además de su casa, también recorre el bosque…
DRAGO Y LA PIEDRA MALDITA
por Juan José Peláez Gaona (3º B E.S.O.)
Hace mucho tiempo en unas montañas de Asia se encontraba un joven pescador llamado Drago. Un día pescando en el río lanzó su red y, cuando empezó a tirar para sacarla, no podía, no sabía qué pasaba. Por fin, tirando con mucha fuerza, la sacó y encontró en ella una piedra con un misterioso símbolo. El pescador la llevó a su casa.
Esa noche, mientras dormía, dos grandes cuernos empezaron a crecerle, su tamaño fue aumentado y empezó a salirle pelo, hasta que acabó por transformarse en un minotauro. Al terminar la transformación fue a mirarse en el espejo y, al ver en lo que se había convertido, se volvió loco y salió desesperado de la casa, corriendo.
A la mañana siguiente se despertó sin saber qué había pasado. Estaba tumbado en el suelo con aspecto ya normal y, alrededor de él, en el bosque, había arboles destrozados y animales muertos; tenía un gran dolor de cabeza. Cuando llegó a su casa, esta estaba abierta y también lo encontró todo destrozado.
Ese día se puso a investigar esa piedra tan misteriosa porque pensaba que, de alguna manera, estaba relacionada con los sucesos extraños de la noche anterior y, cuando fue a mirarla, tuvo una visión espantosa: se vio destrozando el bosque y matando animales. Asustado, la soltó y cayó al suelo.
Pasadas unas horas se tranquilizó y volvió a intentar investigar. Se puso a buscar el símbolo en libros y, al final, logró encontrarlo en un libro de historias de miedo. Lo leyó y entendió lo que había sucedido: se trataba de un signo del demonio que trastornaba a quien lo tenía cerca. Por eso decidió deshacerse de la piedra, pero en ese momento sonó el teléfono, era su sobrino, que le decía que iba a ir a visitarlo esa noche. Muy preocupado el hombre, no sabía qué hacer. Por fin se le ocurrió esconder la piedra, pensando que si la escondía y la alejaba no podría tener efecto sobre él.
Esa noche, al llegar su sobrino, le saludó amablemente y lo invitó a pasar pero, después de cenar, él se fue a la cama porque le empezaba a doler la cabeza, y se puso a dormir hasta que abrió los ojos y se dio cuenta de que se había transformado en minotauro otra vez. Iba a dirigirse al bosque, pero nada más salir de su habitación se encontró a su sobrino. Este, al verlo, empezó a correr asustado e intentó esconderse. El minotauro empezó a perseguirlo. El sobrino se escondió en el desván y allí se encontró con la piedra del misterioso símbolo. Enseguida él, pensando que era lo que había transformado a su tío, intentó destruirla pero no pudo, porque iba a hacer ruido y el minotauro lo escucharía, así que decidió esconderse hasta que amaneciera.
El minotauro siguió buscando por toda la casa y los alrededores, pero, por suerte, no lo encontró. Cuando amaneció, el sobrino decidió salir de su escondite e ir a pedir ayuda. Salió corriendo con la piedra en la mano, el minotauro lo vio y, muy enfadado, salió de la casa detrás de él. El sobrino desesperado le lanzó la piedra y el minotauro, en un acto reflejo, la cogió. En ese momento se desintegró junto con la piedra y Drago quedó con su forma humana tendido en el suelo. La casualidad había querido que el sobrino descubriera la combinación necesaria para hacer desaparecer al minotauro y la piedra: la luz del día y la piedra en la mano del minotauro.
Juan José Peláez Gaona (3º B E.S.O.)
Alberto dice
Me ha encantado , la moraleja de la combinacion de elementos para un mismo fin es extraordinaria .