El que se ofrece a continuación es un texto de María José Muñoz Manzanares, de 4ºB de E.S.O., que nos brinda sus reflexiones y apreciaciones personales acerca de la visita que Jesús Abandonado hizo al colegio la pasada semana (reseñada aquí).
JESÚS ABANDONADO
por María José Muñoz Manzanares
Pocas, muy pocas veces me ha servido realmente de algo una charla del colegio. Pero esta ha sido diferente.
Esta no ha sido ningún tipo de obra de teatro, esta no se ha salido de la cruda realidad. Ha sido tan necesario para todos nosotros escuchar a esa gente, y se hizo tan duro entender a sus difíciles vidas, a esas personas que no están leyendo ningún papel, ni memorizando algo que se han estudiado, esas personas tan fuertes que son capaces de reconocer sus errores y no les da vergüenza estar donde están, esas personas que no están haciendo otra cosa que ceñirse a la cruda realidad.
Pero era emotivo, me emocionaba el pensar todo lo que han pasado y que, en vez de esconderse, salgan a contarle su historia al mundo, con la simple intención de que no cometamos sus mismos errores en algunos casos, con la intención de que apreciamos todos los privilegios que nos rodean, sin referirme a cosas materiales, sino refiriéndome a nuestra familia, a nuestros amigos y a nuestros seres queridos, porque he reflexionado y no hay nada que valga más y que duela más perder que una persona a la que queremos.
Que no hay que ser débil, que tenemos que mantener la fuerza y buscar ayuda, porque nunca estamos solos, siempre hay alguien que va a estar dispuesto a darte su mano, ayudarte.
¿Y por qué no ser nosotros? ¿Por qué no aportar nuestro grano de arena por diminuto que sea? Si siendo ellos más desgraciados nos han podido proporcionar una dosis tan grande de realidad, y tanta ayuda, ¿por qué no íbamos a poder ayudar nosotros en mejores condiciones que en las suyas? Claro que podemos, y eso vamos a hacer: un gran grupo de clase, por no decir todos, hemos acordado reunir todo el dinero que podamos o estemos dispuestos a poner, e ir a un supermercado a comprar alimentos no perecederos, como arroz, lentejas, tomate frito, etcétera; además, queremos ir al centro a dejarlo personalmente y ayudar por un día o por una tarde allí adonde vayamos. Porque no hay mejor sensación que ayudar y saber que hay gente que en el día de hoy puede comer un plato de comida gracias a tu aporte, y solamente espero no haber sido la única a la que le haya abierto tanto los ojos.
El saber que hay una persona que perdió a su padre con cinco años, que perdió a su hermano tras una discusión, cuya madre se suicidó en parte porque dicha persona estaba en el mundo de las drogas, y que ha intentado suicidarse; que después de todo eso siga adelante, es sencillamente increíble.
María José Muñoz Manzanares (4°B E.S.O.)
Maria Martinez dice
Me alegra leer estas reflexiones de nuestros alumnos. Me hacen valorar el día a día