El segundo de los cuentos que publicamos en este ciclo de Cuentos por Halloween lleva por título Los cinco nombres, y ha sido escrito por Javier Alarcón Guerrero, de 4ºB de ESO, que nos adentra en la historia de un cazador de vampiros llamado Malroux Vados, en cuya aventura aparecen personajes como Voltaire, Karl Marx, Hitler, Genghis Khan, Napoleón…
LOS CINCO NOMBRES
por Javier Alarcón Guerrero
Érase una vez hacia el año 1789, en una pequeña villa devastada por la funesta sangría de la revolución francesa, una mujer de aspecto lúgubre paseaba cuidadosamente camino del centro médico ubicado en el suroeste de la ciudad cuando de repente aparecieron de la nada un conjunto de hombres cubiertos de sangre dispuestos a atacar a la dama, pero ocurrió algo inesperado: desde un callejón oscuro dominado por la oscuridad salió un hombre uniformado, el cual despellejó tras unas décimas de segundo a los malhechores.
La mujer presa del pánico y la agonía decidió huir apresurada pensando que quería asesinarla como hizo anteriormente con ellos, pero la presunta bestia (hombre) se lanzó hacia ella exacerbado por la sed de sangre, y le mordió en el cuello (concretamente en la carótida), la mujer quedó desangrada y el hombre huyó. Minutos más tarde, la mujer con agonía y sufrimiento padeció un fuerte dolor en su interior, dio a luz un pequeño y anoréxico varón cuyo rostro infame y tenue envolvía el lugar en un aura de terror y sufrimiento eterno.
Ella no pudo resistir el inmenso dolor y falleció posteriormente, aunque el médico que atendió a la mujer días después para examinar su metabolismo y llegar a una conclusión -ya que esa muerte resultó ser un poco ilógica puesto que dio a luz cuando el varón llevaba en su vientre 6 meses- encontró que sus incisivos y colmillos resultaban estar un tanto “desarrollados”. Pero lo dejó pasar y arrojaron el cuerpo a una fosa común. Tras varias semanas, los occisos, como era de esperar, estaban descompuestos, excepto el de la mujer, que permanecía pálido y frívolo.
Pocos años antes un bebé desolado fue recogido por una familia de campesinos numerosa, en la que creció y se alimentó. Poco a poco, la familia de dio cuenta de que el niño crecía a una velocidad descomunal (un año era como tres para él), además de la fuerza que poseía y su agilidad. Pasaron los años, y a la edad de ocho era capaz de escalar ágilmente y partir un trozo de madera como un juguete un niño común de su edad. Un día, le entró sed de sangre y decidió sin piedad aniquilar y mutilar a toda su familia con la que había convivido hasta entonces, pero no pudo saciarla aun así. Por lo que vagó por los oscuros callejones y rondaba de noche calmando su sed y convirtiendo a un alto porcentaje de sus víctimas en bestias parecidas a él.
Así fue como se inició la llamada hermandad vampírica causante del inicio de la revolución francesa. Una de sus víctimas fue esa mujer. Se proclamó líder de dicha hermandad, la cual era cada vez más numerosa y por lo tanto más peligrosa. El niño de 6 meses murió a causa de su nacimiento prematuro minutos después. Pero ahí no terminó, su cuerpo quedó en estado similar al de la madre, y no se descompuso. Pero este resurgió con dieciocho años debido a una extraña anomalía patógena adquirida que le dejó una marca notable en el rostro.
Desde entonces, este niño convertido en hombre y con una fuerza y agilidad descomunal, se dedicó a dar a caza a los de su propia especie, se convirtió en el séptimo cazador de vampiros, por detrás de Napoleón Bonaparte, Alejandro Magno y otros generales que llevaron una segunda vida. Su nombre fue Malraux Vados, apodado “El Malvado”. Pero antes de eso, a la edad de 20 años comenzó su formación autodidacta como cazador, además de sus dones naturales, adquirió una maestría con cualquier arma blanca, no fue tan solo una formación física sino intelectual también, ya que debía conocer los puntos débiles de sus adversarios.
Al finalizar su formación se dedicó a rastrear y exterminar a cualquier vampiro. Su lista de bajas era incontable, pero le faltaban cinco nombres que tachar, si no esa lista sería inepta e incompleta, pues estos eran los más importantes.
Al iniciarse el imperio de Napoleón, este dejó de lado su caza y, por lo tanto, su vínculo con la hermandad de cazadores. La hermandad no fue la única que se dio cuenta de tal desacato, los vampiros aprovecharon la debilidad de Napoleón tras la batalla con Rusia para atacarlo y así convertirlo en uno de ellos. Y tras la transfiguración se convirtió en el nuevo líder de los “chupasangre”. El malvado no lo pasó por alto puesto que este era el primer nombre de sus cinco restantes.
Acaecía el crepúsculo en las sombrías calles de París, Napoleón como cada noche salía de cinegética para saciar su sed y ampliar su número de adeptos. Pero mientras se preparaba para tal sangría, no se percató de que su óbito llegaría desde su habitación. Tras una sangrienta lucha en su habitación, el malvado le segó la cabeza y mutiló su cuerpo, posteriormente lo colgó en la parte central de la mansión como señal para los demás vampiros.
Con ello finalizó el imperio sangriento y funesto de Napoleón Bonaparte. El siguiente objetivo fue el general Genghis Khan, que apareció tras un inmenso periodo de soterramiento transfigurado en uno de los más temibles vampiros, las causas de su transformación se desconocen, unos decían que desde su última batalla no volvió a ser el mismo, otros que presa del pánico huyó, pero lo que sí fue innegable es que su sed de sangre era voraz e increíblemente insaciable.
Hacia 1832, el malvado halló el lugar de cacería frecuente de Genghis ubicado en el actual El Cairo, pero darle caza fue un error. Tras la emboscada, Genghis se libró y le atacó con una violencia impregnada de odio, la batalla finalizó en lo alto de una esfinge con el malvado herido y Genghis exterminado, lo único que encontraron de él (si es que alguien le buscó), fueron dos dedos.
Tras las inminentes muertes y separación de la hermandad vampírica, los vampiros redujeron su radio de acción y quedaron sometidos al poder filosófico de la época y la reducción de sus miembros, lo que los mantuvo alejados durante bastante tiempo.
Su época de apogeo llegó hacia 1896, impulsado por su líder Karl Max, convertido tras la conferencia filosófica de 1879. El malévolo cayó enfermo y se debilitó debido a la prolongada ausencia accionaria de los vampiros. Con la edad de 700 años, repudió los nombres restantes y su hijo llamado Voltaire, fue el encargado de proseguir con la lista incompleta. A la edad de nueve años comenzó su adiestramiento fomentado e impartido por su padre. Lo acabó cuatro años después, consiguió superar a su padre en cuanto a habilidad, y su maestría era celestial.
Compatibilizó su vida de cazador con los estudios filosóficos. A principios del siglo XX, Voltaire comenzó su caza contra Karl; durante los años de juventud de Voltaire, la hermandad de cazadores fue adquiriendo nuevos seguidores para dar caza a Karl, pero ninguno consiguió detenerlo, incluso se mencionó que este había adornado su estancia con las cabezas de los cazadores. Karl siguió transformando a pueblos enteros junto con sus adeptos, y la hermandad vampírica se hizo tan numerosa que no quedó desapercibida para el resto de la sociedad. Muchos lo encubrieron mencionando que sería la segunda propagación de la peste bubónica, pero no.
Sobre 1914, Voltaire emprendió la caza contra Karl, este escogió como lugar estratégico la antigua Prusia, en la que acaeció una de las batallas más importantes y desapercibidas de la historia, la llamada Guerra filosófica. Esta contienda enfrentó a la hermandad de cazadores acaudillada bajo el mando de Voltaire y la hermandad vampírica liderada por el autoproclamado rey de Prusia, Karl Max.
La victoria le correspondió a Voltaire, que exterminó a todo el ejército vampiro y a Karl con él. Solo unos poco consiguieron huir, por lo que la hermandad vampírica resistió. Después de la batalla, la sociedad volvió a la normalidad, y Voltaire dejó a un lado la lista, se consagró a fomentar la creación de parlamentos que limitaban a los reyes.
Pero aún resoplaba el sufragio con aires aciagos procedentes de la hermandad para inmolar a los dos nombres restantes. Hacia 1938, en plena cúspide y expansión territorial de Alemania destacó sobre los demás Adolf Hitler. Tras el auge alemán, Hitler se resguardó en un búnker presa del pánico, ya que últimamente oteaba a gente extraña merodeando por los alrededores, y cada noche desaparecía gran parte de la guarnición.
La noche traía consigo óbito y lobreguez. Los vampiros consiguieron entra en el búnker y masacraron a Hitler, años después resurgió con el sobrenombre de Vlad. La hermandad encomendó a Voltaire que acabara con él, y así fue.
Vlad se escudó en un lugar estratégico en la frontera de Francia. Pero Voltaire lo localizó y lo exterminó vorazmente sin que tuviera tiempo de reaccionar. Mas con ello no se daba por zanjada la lista, todavía quedaba un nombre, pero cuál sería… La hermandad se había reducido a un número ínfimo de miembros.
Con el paso del tiempo los vampiros se dieron por extinguidos, pero aún quedaba una sociedad reducida difícil de percibir.
A finales del siglo XX, concretamente en 1989, en Bruselas, Bélgica, toda la hermandad junto con Voltaire y el malvado perseguían al último vampiro llamado Sophiane, este fue el causante del deceso de la madre del malvado y del destino de sus vidas. Estos lo persiguieron hasta la azotea del edificio ETREUM, y Sophiane acorralado pidió clemencia, acto seguido Voltaire segó el cuello de su padre, quedando expulsado de la hermandad y sentenciado a muerte.
Voltaire se unió a Sophiane y juntos derrocaron la hermandad de cazadores. Todos los votos y juramentos que realizó se desecharon entre la historia mundial adversa, todo quedó en el olvido. Un impulso bastó para sentenciar a una hermandad anacrónica.
¿Qué pasó con el futuro de la humanidad? ¿Y con la descendencia vampírica?
CONTINUARÁ…