Un tema que preocupa a nuestra comunidad educativa y que se pone de manifiesto, por la controversia que suscita, en reuniones de equipos tanto técnicos como de educadores en el colegio, es el uso de dispositivos tecnológicos por parte de nuestros alumnos.
Los enfoques difieren y la línea entre el uso y mal uso parece no quedar muy definida. Sin embargo, todos los agentes parecen coincidir en que se trata de un terreno al que es muy difícil ponerle puertas y en el que se puede trabajar para su condicionamiento pero, en ningún caso, renunciar a él.
Es bueno, desde esta perspectiva, buscar referencias objetivas que ayuden a los padres, como verdaderos protagonistas en la educación de sus hijos, y a los profesores como colaboradores de estos.
Recomendaciones de la Academia Americana de Pediatría
La American Academy of Pediatrics (AAP) recomienda que los padres hagan un plan para ayudar a los hijos a dosificar el uso de las pantallas y los móviles.
La AAP recomienda enfrentarse de una manera positiva a la era digital, sin condenas generales, pero reconociendo al mismo tiempo los hechos: por ejemplo, que la sobreexposición de niños y adolescentes a las pantallas ha sido asociada por varios estudios a riesgos de salud como la obesidad, el consumo de alcohol y de tabaco, y a conductas agresivas o problemáticas en el colegio.
Las propuestas se dividen en dos bloques; uno dirigido a los padres y otro, a los pediatras, aunque indirectamente también a la industria del entretenimiento, a los colegios e, incluso, al gobierno.
¿Qué pueden hacer los padres?
Los padres deben dar directrices a sus hijos para que estos aprendan a ser selectivos en lo que consumen, a través de una dieta de pantalla. En concreto, se recomienda:
· Fijar unas reglas familiares para el uso de los aparatos tecnológicos, que deben incluir un tiempo máximo y un cierto horario.
· La hora de las comidas y la de irse a la cama deben ser momentos libres de pantallas
· No permitir más de dos horas al día (o una, dependiendo de la edad) de entretenimiento digital. Si el niño tiene menos de dos años, este tipo de ocio es directamente desaconsejable.
· Tomar un papel activo en la educación mediática de los niños, participando con ellos en la selección y en el uso de determinadas aplicaciones y discutiendo sus valores.
· En la habitación del hijo no debe haber televisión ni un aparato con conexión a internet.
· No es recomendable que los preadolescentes tengan un perfil en las redes sociales más populares; en todo caso, podrían participar en otras creadas para personas de su edad.
· Seguir el perfil de los hijos en las redes sociales de una manera natural sin recurrir al engaño.
¿y los pediatras?
En cuanto a los pediatras, la AAP les aconseja hacer siempre dos preguntas a sus pacientes: si tienen televisión o conexión a Internet en su cuarto, y cuánto tiempo dedican a las pantallas cada día. Deberán estar atentos especialmente a aquellos niños o adolescentes que presentes conductas relacionadas con un uso excesivo de este tipo de prácticas.
Por otro lado, se recomienda a los pediatras trabajar con los colegios y con la industria del ocio tecnológico para concienciarles sobre qué tipo de dispositivos o contenidos son apropiados para cada edad.
Sirva lo comentado para tomar conciencia de que la responsabilidad de una buena práctica en el uso de los avances, tanto científicos como tecnológicos, recae en la educación de los usuarios, que, en el caso que nos ocupa, son niños y adolescentes con una personalidad en proceso de formación. Las tecnologías pueden ser una gran ayuda.
Pascual Tomás
Profesor de Matemáticas 2º y 3º E.S.O.
Colegio San José de Espinardo